domingo, 29 de julio de 2012

Reseña del libro: Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930 de Patricia Londoño


Referencia Bibliográfica: LONDOÑO, Patricia. Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930. Traducido por Carlos José Restrepo. Bogotá D.C.: Fondo de cultura económica, 2004. 472 p.

Patricia Londoño Vega: Licenciada en Sociología en la Universidad Pontificia Bolivariana con estudios de Postgrado en Historia Urbana, de la Universidad de Cincinnati, Ohio. Obtuvo una maestría en Historia Local y Regional de la Universidad del Estado de Nueva York, Albany en 1983 y un doctorado en Historia Moderna de la universidad de Oxford en 2002. “Sus artículos han aparecido en el Boletín Cultural y Bibliográfico, en Estudios Colombianos, En Estudios Sociales, en la Revista de la Universidad de Antioquia. Colaboró con: la Historia de Antioquia, dirigida por Jorge Orlando Melo. Mujeres en la Historia de Colombia (1995). Historia de Medellín (1996). Curadora de la exposición Religión y fotografía en Antioquia 1890-1950. Biblioteca Pública Piloto de Medellín.”[1]

El libro Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930 corresponde a la segunda edición que se hace de la tesis doctoral en Historia Moderna, presentada a la universidad de Oxford en 1997 de Patricia Londoño Vega. La primera edición, es una versión en inglés de la tesis,  publicada en el año 2002 por Oxford University Press, en la serie Oxford Historical Monographs, la cual recibió el premio de Investigación en el 2002 de la Universidad Nacional de Antioquia y una mención de honor en los Premios Nacionales de Ciencias en el año 2003 de la fundación Alejandro Ángel Escobar. El trabajo investigativo inició en 1991 y culminó en 1997, año de su sustentación.  La obra de Londoño fue considerada en febrero de 2003, una de las mejores investigaciones documentadas por The English Historical Review[2], en materia de tema, fuentes y enfoque, sobre los procesos de sociabilidad que se desarrollaron en América Latina impulsados por aspectos religiosos  a finales del siglo XIX y comienzos del XX.  

Siguiendo el modelo temático de éste y algunos de sus trabajos, además de sus intervenciones en algunas investigaciones conjuntas, podríamos encaminar el texto de la autora bajo la línea de historia cultural; la mayoría de sus obras se interesan por exponer y analizar el desarrollo de los aspectos culturales de la sociedad (en el particular caso de la presente obra)  antioqueña.  El texto continuamente se refiere al proceso de sociabilidad, concepto cuya creación se le otorga a Maurice Agulhon, como la manera de organización social que describe un comportamiento filantrópico (generalmente de origen religioso) en los miembros de dicha asociación.

El texto pretende exponer los procesos de asociación que surgieron en Medellín entre finales del siglo XIX y principios del XX. Inicialmente, se explica a través de numerosas opiniones extranjeras, la situación social de la Medellín de este período, haciendo un pequeño análisis del desarrollo de las condiciones culturales, sociales y económicas que marcaron un punto fundamental para el estudio de estas realidades sociales. A partir de la exposición del contexto antioqueño, la autora se plantea, junto con anteriores investigaciones los motivos que trajeron ciertos cambios a Medellín. El análisis principal se basa en la descripción de las organizaciones que surgieron en el período descrito, determinando los procesos colectivos que reunieron ciertas mentes que propiciaron los elementos de cambio fundamentales, como lo son la Iglesia, englobando todas las organizaciones de culto religioso, y la educación.

La obra está dividida en dos partes fundamentales: La primera titulada La Iglesia Católica, en donde se realiza un estudio acerca de la gran injerencia que tuvo el proceso religioso y la institución eclesiástica en la Antioquia de éste período (1850-1930), exponiendo las formas de dispersión de los dogmas que se manejaban, los procesos de recepción por parte de la comunidad, y como esta, asumió de manera rápida los planteamientos que la iglesia promulgaba. Esta primera parte está dividida a su vez en 5 capítulos:

1) “Una República de curas”: Iglesia y política: La autora se fija en el período de tiempo que comprende los años 1848 a 1880, en donde el contexto colombiano en general se caracteriza por un gran conflicto entre Iglesia y Estado, sin embargo, en el particular caso de Antioquia, donde la sociedad colonial no había desarrollado una injerencia eclesiástica fuerte, en comparación con la que se había presentado en todo el territorio colombiano, los conflictos Iglesia-Estado, fueron bastante leves, inclusive existieron liberales que defendieron a la Iglesia, por razones, generalmente, de tipo familiar. Hasta en el período más radical, “Antioquia logró desarrollar lo que algunos llaman ‘República de Curas`”[3]

2) Hacia una mayor presencia de la iglesia: A partir de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se presentó una gran difusión de las asociaciones religiosas que tenían un carácter instructor en la población. Las mismas autoridades civiles desarrollaron plataformas que permitieron el crecimiento de las intervenciones eclesiásticas por medios de numerosas sociabilidades, que podríamos llamar, religiosas; la relación con la Iglesia resultada conveniente para el gobierno civil, que se benefició con el carácter pedagógico de los dogmas religiosos, que tenían la característica principal de ser acogidos de buena manera por la sociedad, insertando, de esta manera algunas iniciativas que servían a ideales privados y políticos.

3) Proliferación de asociaciones devotas: Además de los códigos civiles que surgían de la creación de instituciones estatales, existían ciertas normas de comportamiento en la sociedad antioqueña que se sostenían bajo el suelo religioso, la moral y la ética eran conceptos que provenían estrictamente de los dogmas católicos, sin necesidad del establecimiento de un documento aprobado por la autoridad civil, la Iglesia mantenía al margen del pecado los comportamientos “diferentes”. Ser un ciudadanos correspondía a cumplir los deberes impuestos por los códigos civiles, pero la salvación del alma era un poder que solo le pertenecía a la Iglesia, motivo por el cual ésta siempre representó un freno para las ideas que afectaban, de una manera u otro, los procesos que normalmente se habían desarrollado en el gobierno antioqueño, que por supuesto tenía un gran apoyo de las sociedades eclesiásticas. De esta manera, la Iglesia, que representaba el poder espiritual y la salvación del alma, era el complemento perfecto del gobierno que pretendía el control de las masas. Por esta razón la proliferación de congregaciones religiosas siempre fue apoyada por el gobierno civil.

4) La religiosidad en la vida cotidiana: Siguiendo con la idea principal del capítulo anterior, la autora se dedica en esta parte a desarrollar el imaginario religioso de la población antioqueña. La Iglesia era concebida como el medio para salvar la espiritualidad, por ende los estereotipos de hombres buenos que iban encaminados a la filantropía y al bien del prójimo, eran acogidos rápidamente. El proceso de premio-castigo era el común pensamiento de la sociedad de la época, de esta manera los dogmas resultaban, tanto para las clases bajas, como para las pudientes un alivio para su alma, ya que si se seguían los discursos que se proponía, podían salvarse (espiritualmente hablando), de esta manera se desarrolló en las esferas sociales más acomodadas, la idea de la caridad, en donde sus riquezas no solo cumplían un papel sustentador y económico, sino que, usando un pequeño porcentaje de ellas, podían alcanzar la salvación.

5) Una plétora de sociedades benéficas: Antes de la completa conformación de las reformas liberales de la década de 1930, las instituciones benéficas que se desarrollaron a partir de la mentalidad religiosa, fueron las encargadas de velar por el progreso y el desarrollo social de una comunidad más urbanizada e industrializada, a partir de la conformación de centros de enseñanza práctica, luego esta tarea fue asumida por el Estado (1930).
La segunda parte titulada La educación y la cultura como factores de cohesión, es el estudio de las sociedades de tipo académico y cultural que se desarrollaron en Antioquia en el período anteriormente descrito. Sociedades literarias, bibliotecas públicas, clubes sociales, asociaciones para el fomento de la ciencia, el saber, la formación pública y hasta el perfeccionamiento moral (en gran medida relacionado con las asociaciones religiosas), son las instituciones que tomarán protagonismo en este sección del libro; se divide en dos capítulos:

6) Desarrollos y logros de la educación: Uno de los procesos más importantes que se llevaron a cabo en el siglo XIX en Antioquia, fueron el desarrollo del pragmatismo de los centros educativos y la creación de la idea de ascenso social. Este capítulo se encarga de exponer los aspectos cambiantes en materia de educación que se produjeron en el período de tiempo prescrito, considerando por supuesto la influencia religiosa en esto nuevos proyectos sociales. Un ejemplo de estos nuevos ideales prácticos son los centros de reclusión social como los orfelinatos, hospicios y sociedades benéficas, en donde se constituyeron talleres de zapatería, sastrería, plomería y metalurgia. De esta manera de expone como, no solo se desarrollaron instituciones de aspecto profesional y tecnológico, sino que fundaciones ya antiguas se entregaron al aspecto pragmático que se venía desarrollando en la época.

7) Nuevas sociedades culturales: El desarrollo de centros de lectura, clubes sociales y asociaciones encargadas del perfeccionamiento de las normas de conducta abarcaron todo el siglo XIX. Una de las compañías que tal vez, llamaría de gran manera la atención en el libro de Patricia Londoño son las llamadas, sociedades de Temperancia que se desarrollaron, en gran medida en el siglo XX, y correspondían a un grupo de personas preocupadas por las pautas de urbanidad y comportamiento, tal fue su influencia que ‘El constitucional antioqueño’ decretaba multas y hasta trabajos forzosos a quienes no seguían las normas pertinentes de comportamiento. El total de asociaciones que tenían en común la búsqueda de la llamada “civilización” era de 455 solo en la primera mitad del siglo XIX, ya para el siglo XX el número se triplicaba.

La base bibliográfica, que es bastante amplia, corresponde en gran medida a tesis, artículos y textos sobre Antioquia y Medellín, los que no corresponde a esta temática son usados generalmente para la conceptualización de una noción, como es el caso de WILLIAMS, Raymond, Culture and Society, 1780-1950, Gran Bretaña, 1971, edición original, 1958. Usado para la delimitación del concepto de mejora y de progreso y ELIAS, Norbert. The Civilizing Process. The development of manners, Nueva York, 1978. Edición original en alemán, 1980. Definición del concepto de Civilización.
MELO, Jorge. Historia de Antioquia, Bogotá, 1988. La obra de Melo es tal vez la más utilizada en el momento de presentar todo el contexto antioqueño del siglo XIX y XX. En este sentido es la obra base del proceso de construcción histórica e la obra de Londoño. Sin embargo los siguientes textos cumplieron un papel de significativa importancia a la hora de señalar las situaciones que se presentaban en Antioquia en los siglos XIX y XX.

ARANGO, Gloria Mercedes. La mentalidad religiosa en Antioquia. Prácticas y discursos, 1828-1885, Medellín, 1993.
BOTERO, Fernando.  Industrialización en Antioquia: génesis y consolidación, 1900-1930, Medellín, 1985.
BUSHNELL, David; NEIL, Macaulay. The emergence of a Latin America in the nineteenth century. Oxford, 1988. Edición en español: El nacimiento de los países latinoamericanos, Madrid, Editorial Nerea, 1989.
En cuanto al desarrollo de la actividad eclesiástica, toda la obra de Javier Piedrahíta constituye el sustento histórico base. PIEDRAHÍTA, Javier, Pbro. Historia eclesiástica de Antioquia. Colonia e independencia, 1545-1828, Medellín, 1973.

Las fuentes primarias usadas para la composición de la obra son numerosas, en primer lugar los censos, que correspondían a la versión estadística de la historia que se iba presentando gracias a la bibliografía, acerca de las asociaciones. Las publicaciones periódicas, como el retrato por antonomasia de la época, en donde se establecían los ideales que se manejaban (o que se pretendía difundir) en el momento, los estamentos sociales que figuraban en el poder y que tenían el control de los medios de comunicación. Los archivos eclesiásticos que configuraban el análisis del proceso religioso a partir del análisis discursivo de sus magistrados. Los diarios autobiográficos como muestras del pensamiento individual y base para el análisis de la difusión de los dogmas religiosos en una mentalidad destacada como es el caso de Lucio Restrepo y sus “apreciaciones históricas sobre la última guerra en el Estado de Antioquia” (1879). Además de elementos estadísticos (usados para dar una imagen numérica de la representación que tenían las actividades prácticas en la sociedad), informes, actas y estatutos, los cuales eran la vívida imagen del pensamiento teórico que se pretendía llevar a cabo en la comunidad.

La autora define, al principio de su libro “El método elegido para explorar estos temas consiste en describir las entidades, grupos y asociaciones voluntarias –algunas más formales que otras- que surgieron durante esta época y congregaron a un creciente número de antioqueños de todas las condiciones en torno a objetos píos, filantrópicos, educativos y culturales” (p. 7) a partir de su misma definición de metodología tendría que agregar las fuentes fotográficas, las cuales describe, el algún comento, como: ‘fuertes fuentes de inspiración’ y su extensiva descripción de los procesos a partir del análisis de, más que suficientes, fuentes bibliográficas. La elaboración de conceptos partiendo de otras obras debería también ser parte de este proceso metodológico, y sin dejar atrás el trato que le suministró a las fuentes primarias, proporcionando numerosas formas de organización para facilitar su entendimiento, como los cuadros que se presentan a lo largo de toda la obra. Conceptualización de nociones, identificación de procesos; explicación de ellos a partir de los planteamientos de las obras de otros autores y su verificación de acuerdo a, lo que se supone, corresponde a la realidad en los análisis críticos que se le hacen a las fuentes primarias.

La extrema esquematización del texto, producto de ser, en principio, una tesis doctoral, hace que sea bastante fácil de comprender, sin embargo, para aquellos que no están familiarizados con el gran bagaje de conocimiento que se necesita para escribir una obra de este tipo, el libro puede resultar bastante tedioso y difícil de leer, aún así, resulta un trabajo investigativo bastante completo, cuya intención es resuelta de manera directa a lo largo de toda la obra. Es bastante útil el modo en que ubica las fuentes primarias situándolas en cuadros para su mayor comprensión; el uso de imágenes le da un carácter más atrayente y explica con mayor naturalidad el contexto y las situaciones que se exponen textualmente.

La cuestión religiosa para la autora en este texto en particular, tiene una cualidad política, el proceso eclesiástico, sus dinámicas con la población y la instrucción de sus dogmas crearon un ambiente perfecto para el desarrollo de una mentalidad productiva en toda la población, el hecho de que la salvación del alma estuviera inmersa en un discurso filantrópico y de la búsqueda del bien común, hacía que los ciudadanos actuasen de acuerdo a los preceptos que el cura, identificado plenamente con el pedagogo, establecía como espiritualmente válidos. El gobierno, en vista de estos sucesos evitó en gran medida las confrontaciones con la Iglesia, fomentando la participación en el gobierno civil de las organizaciones impulsadas por cultos religiosos, estas asociaciones crearon fundaciones de carácter práctico que poco a poco iba a desarrollar un imaginario de progreso y urbanización, cuestión de la que después, el gobierno se encargó de controlar. En este sentido el hecho religioso cumple un papel, además de político, cultural y en forma indirecta económico. 

En cuanto al contenido, el cuidado en el manejo de los conceptos, resulta bastante necesario en algunos casos, en otro su utilidad, en lo que a mí respecta, es bastante nimia, como es el caso de la definición de concepto de mejora, sin embargo, no puede darse por supuesto que todos manejen el mismo concepto de mejora, así que en este sentido, identificar la noción no está demás para alguien más.

           



[1] Información extraída del libro reseñado: LONDOÑO, Patricia. Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930. Traducido por Carlos José Restrepo. Bogotá D.C.: Fondo de cultura económica, 2004. 472 p
[2] En español: Revista Histórica inglesa.
[3] Ibídem. P 61. 

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