Resumen
El presente artículo pretende exponer ciertas
actividades sociales que se presentaron bajo la esperanza de poder alcanzar el
cielo en la sociedad neogranadina, analizando algunos testamentos que
establecían como primera preocupación el cumplimiento de ciertas actividades
que facilitarían la entrada al cielo. Partiendo de la pregunta de que tan bien
fueron acatados estos procedimientos se divide el ensayo en dos partes
principales, en la primera, se establecen los fundamentos teóricos de la idea
del purgatorio y el anhelo de salvación a través del análisis de determinada
iconografía religiosa que se le entregaba a los neogranadinos; y en segundo
lugar, el exploración de qué tan importante eran las prácticas a través de los
testamentos de los difuntos, y de las prácticas que se generaban a partir de la
muerte.
Palabras
Clave: Muerte, Salvación, Cielo, Infierno,
Purgatorio, Sociedad neogranadina, Siglo XVI y XVII
When life is not enough: Practices to reach
heaven in neogranadina society
Abstract
The present article
aims to expose some of the social activities that were practiced under the hope
of reach heaven in neogranadina society, analyzing diverse testaments and wills
that sets as first concern the fulfillment of some activities that facilitated
the heaven’s entry. Starting from
explain how this process were respected, the article is divided in two main
parts: in the first, we establish the theoretical ideas of the purgatory
concept and the wish of salvation through the analysis of particular religious
iconography that were given to the neogranadinos; and in the second part, the
analysis of the importance of this practices through the wills of those already
dead, and the practices that were generated with the death.
Keywords: Death, Salvation, Heaven, Hell, Purgatory, Neogranadina
Society, XVI and XVII century.
Cuando
la vida no es suficiente: Prácticas para alcanzar el cielo en la sociedad
neogranadina
Diana Carolina Rivera Güiza[1]
Introducción
A partir del Concilio de Trento que se llevó
a cabo, de forma propiamente dicha, entre 1545 y 1563, se desarrollaron ciertas
ideas reformadoras de todo lo que se venía presentando como los dogmas de
salvación en la iglesia Católica, es aquí donde se instaura la noción de
purgatorio[2],
ofreciendo a los católicos más oportunidades de alcanzar el tan preciado ideal
de la salvación del alma.
La idea de purgatorio no se basa como tal en
las sagradas escrituras, nace de los mismos cristianos aproximadamente hacia el
siglo VIII[3]
y se impone como oficial con el Concilio de Trento. Jacques Le Goff analiza la
actitud de los cristianos ante sus muertos, y encuentra que si éstos primeros
rezan por sus difuntos, manifiestan de alguna forma, que existe una manera de
redimir las culpas después de la muerte y que estas oraciones cumplen un papel
redentor para quien haya muerto. En otro sentido también se manifiesta el
rechazo a la opción simplista entre el cielo y el infierno. A partir de estas
prácticas, se decide entonces establecer un lugar en donde las almas, no tan
buenas para estar en el cielo, y no tan malas para merecer el infierno puedan
tener una segunda oportunidad de alcanzar la salvación, y esta se da únicamente
por las acciones de sus allegados, o los procedimientos que éste pueda llegar a
hacer antes de su muerte[4].
Después de que se crearan estos nuevos
preceptos religiosos, -de los cuales solo le interesa a este artículo la idea
de purgatorio-, la inmediata necesidad de esparcirlos para el conocimiento de
todo público resultaba clara, es entonces cuando la iconografía religiosa
empieza a tomar un valor más pedagógico; es obvio que una imagen causará más
impacto en el tipo de población que existía en la comunidad neogranadina del
siglo XVII, donde la mayoría era aún analfabeta.
La creación de ciertas pinturas que representaban
el purgatorio, el cielo y el infierno, serán las fuentes principales para
establecer los modos de alcanzar la salvación según los planteamientos
católicos, estos corresponden a principalmente a las formas en las que se
expresaba el discurso religioso por medio de a las imágenes a la comunidad
neogranadina, exponiendo el pensamiento que se quería proyectar por parte de
las jerarquías católicas a través del simbolismo iconográfico.
La función de informar correspondía a este
tipo de elementos pictográficos, sin embargo, más importante aún, era el tipo
de recibimiento que tenían en la población de Nueva Granada. Como heredera del
imperio español, la religiosidad granadina se caracterizaba por su acentuada
espiritualidad y la resaltada importancia del misticismo, producto de un
extremo cuidado en la educación religiosa de los individuos, fortalecido por
una a catequesis bastante vigilada y un sistema de castigo severo en materia de
la fe y de la consciencia[5].
Bajo la premisa de que los nuevos decretos sobre la salvación, instaurados en
el Concilio de Trento fueron bien recibidos en el contexto neogranadino, se
revisarán, como ya se mencionó antes la iconografía religiosa de la época para
determinar el tipo de pensamientos que se querían impartir, y para exponer el
imaginario colectivo que se tenía sobre la muerte se ha decidido revisar
algunos de los testamentos, como documentos de suma importancia hermenéutica a
la hora de establecer los cambios y
permanencias que se han presentado en la consciencia del individuo sobre su
finitud.
1. Planteamientos
teóricos: El purgatorio y la idea de salvación a través de la iconografía
religiosa
Tanto las ideas del cielo como el infierno
pertenecen a interpretaciones de algunos pasajes bíblicos, para el cielo: “Cristo volverá sobre las nubes con gran
poder y gloria” (Mateo, 13:26-27) y para el infierno: “Cristo arrojará a los condenados al fuego eterno” (Mateo,
25:31-6), sin embargo, la idea del purgatorio como tal, que persiste en el
imaginario religioso neogranadino apareció, oficialmente, como una reforma a
los decretos católicos que se dieron en el Concilio de Trento. Antes de su
aprobación oficial, la idea de un lugar que estuviese en medio de ambas partes
correspondía al miedo que incitaba la simple dualidad del destino eterno del
alma. Después de esto, fueron bastantes los intentos de establecer a través de
las escrituras la existencia del purgatorio, se encontraron muchos pasajes en
donde las descripción obtenida podría identificarse con la del purgatorio como
por ejemplo: “A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se
le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en
este mundo ni en el venidero” (Mateo 12: 32). En el
sentido en que se manifiesta este fragmento bíblico, existe una especie de
“mundo venidero” que puede identificarse con “otra vida” en la cual hay la
posibilidad de redimir pecados, si es que los hay, cosa que puede asemejarse a
la función que hasta ahora se le ha dado al purgatorio.
La iglesia no estableció un concepto uniforme
sobre cómo sería el purgatorio, ni tampoco las situaciones que se vivían en él,
lo que sí quedó claro es que en este lugar iban aquellas almas que por la
equivalencia entre la bondad y la maldad de sus actos vivenciales no podían
pasar inmediatamente al cielo o al infierno, y que para pasar al cielo
necesitaban un proceso de purificación:
“Los que mueren en
la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque
están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una
purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría
del cielo” [6]
Además de las conceptualizaciones
eclesiásticas algunos teólogos afirmaban que el tipo de errores que cometían
las almas que iban al purgatorio eran:
“(…) pecados veniales, o restos de pecados
mortales, de los cuales se había arrepentido la persona, pero que no estaban
enteramente borrados por la pertinencia. Otros planteaban que el purgatorio
servía para extirpar la maldad que había viciado y pervertido a un alma durante
su vida”[7]
En su obra, Jacques Le Goff describe al
purgatorio como “un lugar doblemente
intermedio: en él no se es tan dichoso como en el Paraíso ni tan desgraciado
como en el Infierno y sólo durará hasta
el Juicio Final.”[8]
Debido a que no existe una descripción
oficial de lo que es el purgatorio y teniendo en cuenta que las obras de
aquellos que podrían llamarse teóricos del concepto del purgatorio como Clemente de Alejandría (distingue dos categorías de
castigo: una en esta vida y otra en el más allá) y Orígenes (menciona que
existe un purificación del alma después de la muerte) llamados por Le Goff como
los pioneros en la formación del concepto del Purgatorio[9], además de San Agustín
(354-430) quien hizo una distinción entre el fuego eterno y otro que termina
con el Juicio Final, dogmatizando la validez de las oraciones que se le hacían
a los difuntos como fuerzas redentoras, también San Gregorio el Grande
(540-604), Papa que menciona, en su obra “los
diálogos”, la existencia de un fuego purgador para ciertos pecados menores
y hasta el mismo Dante Alghieri quien describe vívidamente el Purgatorio como
un lugar con siete niveles, en los cuales se hallaban diferentes tipos de
tortura para las almas, no necesariamente relacionados con fuego, en su obra la
“Divina Comedia”[10],
no eran de conocimiento público se ha decidido analizar algunas de las
obras de tipo religioso que se han expresado acerca de este lugar, ya que estas
son el resultado de pintores y escultores que daban forma a las instrucciones
de los eclesiásticos, -muchas de estas eran realizadas por encargo-, además son
estos elementos artísticos los que guiaban el pensamiento de los fieles,
portando entonces un mensaje conceptual de las nociones de cielo, purgatorio e
infierno.
Con el fin de desarrollar una comparación entre
el concepto de iconografía europeo y el que se desarrollo a partir del primero
en el Reino de Nueva Granada, para establecer que tantas diferencias existían,
si las había, se ha decido tomar elementos iconográficos representativos de
ambos contextos.
La primera imagen a analizar es un pintura sacada
del manuscrito “Les Très Riches Heures du duc de Berry” o en español “Las muy
ricas horas del duque Berry”, un “libro de horas” que contiene una serie de
rezos litúrgicos acompañados por vivas ilustraciones. Estos textos eran hechos
para una persona o familia en particular, en este caso para el duque Jean, duque de Berry, hacia 1410 y realizado por los hermanos Limbourg[11].
Imagen No. 1: Les Très
Riches Heures du duc de Berry. Representación del Purgatorio
[Citado el
15/04/2012]
La
imagen se divide inmediatamente en cinco estadios, en primer lugar, la parte de
arriba zona de donde descienden los ángeles: lo que se supondría es el Cielo,
luego está lo que parece una montaña de rocas, seguidamente un espacio cubierto
por agua; sigue la parte más llamativa, una especie de camino de almas
consumidas por el fuego y por último lo que puede identificarse con un pequeño
jardín de hierbas. Esta colorida obra puede relacionarse con la idea de Alghieri de los diferentes estadios del purgatorio,
los cuáles también se describían como diferentes zonas compuestas por diversos
elementos. En la zona de hierba no parece existir tortura física alguna, las
almas allí representadas no presentan una expresión de sufrimiento marcado, en
comparación con las demás, sin embargo hay ciertas criaturas que parecen
merodear una de las almas, que bien podrían identificarse con demonios. Para
mayor comodidad, se ha incluido un pequeño círculo sobre la zona cubierta en su
mayoría por agua, este señala una figura con un elemento en la cabeza que
parece ser algo propio del vestuario de un religioso de alto rango, cuestión
bastante desconcertante que refuerza la idea de que cualquiera puede ir al
purgatorio sino se cumplen los decretos de la ley de Dios.
“Aquel siervo que,
conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme
a su voluntad, recibirá muchos azotes (…) a quien se le dio mucho, se le
reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más” (Lucas 12:47-48)
Lo que podría diferenciar esta pintura de representar el
infierno, radica principalmente en las figuras angelicales de la parte
superior, que parecen descender y tomar algunas almas en función de su rescate,
y como ya se había expresado anteriormente, una vez en el purgatorio, el alma
solo podía ser salvada por dos únicos medios, el primero, los sufragios y rezos
de sus familiares y allegados y el segundo a través de las obras que su nivel
financiero le pueda permitir para establecer en su testamento, generalmente se
hacía en el momento en que la muerte se veía cercana.
En la obra del español barroco Bartolomé Esteban Murillo, “La
caridad con las animas del purgatorio”, se puede observar cómo se aplica esta
condición de los rezos como medida redentora de las ánimas, aunque la imagen en
sí es algo diferente a una representación normal del purgatorio, pues el
espacio no corresponde a un lugar fuera de la tierra, sino más bien a una
especie de institución religiosa, que bien, puede ser interpretada como las
oraciones de los vivos, por las dos figuras en negro (Color relacionado con el
luto o duelo), ubicadas cerca de lo que puede asemejarse a un altar. La figura
del ángel lleva en su mano un crucifijo en forma de colgante y un pergamino
cuya función puede ser bastante ambigua.
Imagen
No. 2: La caridad de las animas del purgatorio
Fuente: Sevilla,
Hospital de la Caridad. Obra de Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682):
http://www.oronoz.com/paginas/leefoto.php?referencia=16964[Citado el 15/04/2012]
Se
puede relacionar con un documento que contiene rezos por estar al lado de un
objeto de oración, o también puede ser asimilado como una lista de almas que
han redimido ya sus pecados.
No se representan niños en esta imagen ni en la anterior,
tal vez porque la vida de estos es tan corta que las injurias que cometen no
son tan grandes como para tener que pasar por este proceso, sin embargo es una
posibilidad que aún no se puede descartar.
La
aceptación europea del purgatorio como un medio en donde los pecados de
entorpecen la entrada del alma al cielo, se puede observar en estas dos
imágenes, sin embargo a través de estas obras iconográficas, aún no queda claro
si las almas que parten hacia esta zona intermedia son aquellas que ya tienen
ganado el cielo y solo les falta purificarse, o que aquí es donde se realiza un
proceso de selección para enviar almas al infierno o al cielo, según sea lo
correcto. Von Wobeser sostiene en su libro “Vida eterna y preocupaciones
terrenales”, que le purgatorio era una antesala al cielo, que las almas que
allí estaban solo necesitaban purificarse, aunque esto implicase sufrir por un
tiempo (pág. 99), y citando nuevamente las enseñanzas del Catecismo de la
Iglesia Católica, la función del purgatorio es purificar a las almas que aún no
pueden gozar de la alegría del cielo, pero este ya está asegurado (Decreto:
1030, anteriormente mencionado).
A
partir de los conceptos europeos fue que se desarrolló la idea de purgatorio en
la sociedad neogranadina, heredera en muchas formas, del proceso cultural
español. La primera imagen en analizar es del pintor santafereño Baltasar de
Vargas, quien creó este cuadro a petición de la institución “Las carmelitas descalzas”[12]
Imagen No 3:
Purgatorio. Siglo XVII
Fuente: Baltasar de
Vargas Figueroa. Catedral de Bogotá. Disponible en internet: http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/18521/1/16_Borja_Gomez.pdf[Citado 15/04/2012]
Esta
vez la figura está dividida en dos zonas, el cielo y el purgatorio, la cabecera
de la imagen está compuesta por la figura de Jesús en el centro y la virgen María
al lado izquierdo, en la parte de atrás se encuentran las almas, que se suponen
están en el cielo; para la parte del purgatorio se encuentran almas con
expresiones suplicantes, el ángel que se encuentra entre los dos medios como
conector, puede relacionarse con el arcángel Miguel, a quien se le concede un
lugar especial en la entrada del cielo, ya que se creía que era el encargado de
ayudar a dios en el proceso de selección de almas[13].
Imagen No 4:
Purgatorio. Siglo VVII
Fuente:
Creador:Anónimo, Iglesia de Sopó. Disponible en Internet: http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/18521/1/16_Borja_Gomez.pdf[Citado 16/04/2012]
La
constante representación de fuego en las obras neogranadinas, manifiestan la
estrecha relación que había entre el purgatorio y el infierno, en el lugar se
sufría, pero este sufrimiento limpiaba el alma y le permitía acceder al cielo,
la imagen de un Jesús herido en su costado, como en el momento de sus muerte,
simboliza la limpieza de los pecados.
La
mentalidad neogranadina representada en las obras de sus artistas, no se
diferencia mucho de las acepciones europeas, sin embargo, las primeras
representan más la figura de Jesús y la virgen María, elementos de gran culto
en la población, mientras en la iconografía europea son los ángeles los que
siempre aparecen como aquellos que sacan de sus miserias a las almas que se
encuentran en el purgatorio. Representar a Jesús con sus heridas podría
simbolizar los pecados que aún comete la humanidad, ya que en un principio su
muerte se dio como medida redentora de todos los individuos, y que aún sus
heridas sigan abiertas muestra que el cambio en la maldad de los actos ha sido
muy poco. La intervención directa de Jesús y la presencia más acentuada de la
virgen María en la salvación de las almas que se muestra en las pinturas
religiosas neogranadinas, crea la idea de una cercanía más hacia las figuras
principales de la religión católica, un vínculo más estrecho. En ninguna de las
obras revisadas se vio la presencia de infantes o de figuras que representasen
jerarcas católicos como el ejemplo de la imagen No 1. La representación del
alma como una extensión del cuerpo físico se da en ambos contextos, y si se
presta bastante atención, en las obras europeas la mayoría de las figuras
espirituales posee cabello claro, mientras que en el contexto neogranadino la
estructura capilar es oscura; y sin necesidad de querer llegar a una discusión
metafísica sobre la cualidad del alma o de lo incorrecto que resultaría
pintarla como un cuerpo con características fenotípicas y hasta objetos
materiales (el caso de la figura con una especia de sobre en la cabeza [Ver
figura 1]), como si estos tuviesen también una cualidad espiritual que se
muestre en el purgatorio, aplicaremos a la idea de que esta forma resultaba más
cómoda a la hora de representar el purgatorio.
A
partir de lo planteado tenemos dos puntos importantes, primero, el purgatorio para
los neogranadinos es un lugar donde se sufre para expiar algunos pecados que
impiden que el alma llegue al cielo, cosa que no es muy diferente al concepto
europeo, y segundo, si existe un lugar para limpiar los pecados del alma, es
porque existe la creencia de una salvación a través de algún procedimiento.
Siguiendo la idea europea los rezos que acompañan al muerto son actos que
ayudan a disminuir la pena del purgatorio, sin embargo no son rezos comunes,
son oraciones que se dan en una misa especial por la disminución de pena de un
alma, cosa, que claro, cuesta dinero.
2. Las
prácticas sociales del ‘bien morir’
El deseo de todo individuo católico es que al
morir, su alma llegue al cielo, para que esto se diese de la manera más fácil,
se debía practicar a lo largo de la vida
las virtudes cristianas instauradas en los dogmas católicos, seguir los
sacramentos (recibir la eucaristía y la extrema unción) y por supuesto,
inhibirse de cometer pecados, pero además de esto, habían otras maneras de ganarse
el tan apreciado cielo.
Los actos que realizaban las personas con la
función de ser salvadas correspondían a sus inclinaciones personales, su
carácter de renuncia y sacrificio, y a sus disposiciones financieras. Esta
situación que iniciaba desde el mismo momento en que se tomaba consciencia de
la finitud del cuerpo se llamaba “carrera de salvación”[14].
Para muchas personas la iniciación en la vida religiosa era el camino más
seguro al cielo, había otras que vivían de manera austera y acorde a las normas
del dogma cristiano, y en muchas ocasiones la virginidad resultaba un pase
innegable[15] a la
salvación, pero la mayoría de la población neogranadina no correspondía a
ninguna de las anteriores calificaciones, para el hombre común, la salvación
resultaba bastante distante, en vista de esto la Iglesia desarrolló una nueva
institución que hacía más accesible esa idea de salvación: las cofradías.
Las cofradías eran establecimientos
religiosos relacionados a alguna iglesia o convento, que tenían la función “de brindar existencia material y espiritual
a sus miembros principalmente a la hora de su muerte”[16],
cada una agrupada a diferentes grupos de individuos relacionados de alguna
manera, soporte financiero, etnia y hasta oficio. La mayoría de los actos
ceremoniales que se daban en estas instituciones, consistían en rezos y
oraciones para ayudar a las ánimas del purgatorio, además de la realización de
actividades caritativas y piadosas para obtener indulgencias. En un manual del
siglo XVII titulado “El Tesoro de vivos y
Limosnero del Purgatorio”, se determinan las indulgencias
que se ganan por el rezo del rosario, la asistencia a la Salve que se canta
después de completas en los conventos de Santo Domingo, la asistencia a la misa
de la Virgen del Rosario entre otras celebraciones.[17]
Hasta ahora, los mecanismos desarrollados por
la Iglesia para alcanzar la salvación comprenden a todas las esferas sociales y
son asequibles a todo público, sin embargo cuando la vida no es suficiente para
hacer todos los requerimientos que se necesitan para alcanzar la salvación, la
única manera es dejar un documento escrito que proporcione la información
suficiente sobre las prácticas que se deben llevar a cabo para disminuir las
penas correspondientes en el purgatorio, ya que aquí un alma por sí sola no
puede salir, y depende exclusivamente de la voluntad de sus allegados más
cercanos.
Para abordar el tema de la influencia europea
en la comunidad neogranadina con respecto a las prácticas para alcanzar la
salvación, se ha decidido trabajar las últimas voluntades de los muertos, para
establecer, qué tan importante era para el imaginario social pedir por su alma.
Los testamentos siempre han aparecido en la
historia como simples medios que proporcionan información sobre el nacimiento y
el fallecimiento de los individuos, sin embargo en su discurso se esconde todo
un trasfondo del imaginario religioso que expone la grandísima preocupación de
los neogranadinos por salvar su alma, su característica tanto jurídica como
espiritual hacen del testamento un documento de gran importancia analítica.
A partir del testamento de Isabel, una india ladina, se van a
desarrollar los conceptos ideados a partir de los análisis iconográficos:
“Yn dey nomyne amen. Sepan quantos esta
carta de testamento vieren como yo Ysabel, yndia ladina y cristiana, natural de
Tunja (...). Estando enferma del cuerpo y sana de la boluntad y en my buen
seso, juycio y entendimiento natural; creyendo como firmemente creo en la
Santísima Trinidad, Padre y Hijo y Espíritu Santo, tres personas e un solo dios
berdadero y todo aquello que cree y tiene la Santa Madre YglesiadeRoma
temyéndome de la muerte que es cosa natural, tomando como tomo por mi abogada e
yntercesora a la Sacratísima Birgen María, señora madre de n[uest]ro señor
Jesucristo p[ar]a que ynterceda con su prezioso hijo my se s[eño]r Jesucristo
me perdone mys pecados e lleve my anyma a puerto y carrera de salvación(…)”[18]
En este fragmento de testamento se puede ver
lo que se explicaba anteriormente con las pinturas neogranadinas, la cercanía
ante las figura religiosas de la virgen María, tomada aquí como intermediaria
entre la elección del destino eterno de las almas, que en el sentido expresado
por la autora del testamento, es determinado por Jesucristo, de ahí se puede
entender el interés de los pintores neogranadinos de exponer la imagen de Jesús
en el centro superior del recuadro, en el centro para darle más importancia e
impacto visual y en la parte superior para distinguir que se trata del cielo.
Entonces para la versión neogranadina del
imaginario religioso de salvación la figura de Jesús es vista como un Juez, la
de la virgen María como un intermediario ante su hijo que puede dar peso a la
balanza del destino espiritual.
Escrita como está la frase “(…)creyendo como
firmemente creo en la Santísima Trinidad, Padre y Hijo y Espíritu Santo, tres
personas e un solo dios berdadero y todo aquello que cree y tiene la Santa Madre
YglesiadeRoma (…)” el conocimiento
sobre las escrituras o los dogmas plateados en el concilio de Trento es
precario, por no decir nulo, y la única fuente de conocimiento parecen los
decretos planteados por los religiosos locales, la mayor muestra de fe, creer
lo que dice la iglesia sin preguntar.
Tal como se describe la
muerte, en palabras de ella “un proceso natural”, y dada la importancia que le
da a las peticiones sobre su alma, se manifiesta una idea de temor, no hacia la
muerte en sí, sino hacia el destino del alma, en este sentido la muerte no es
la preocupación inicial de los neogranadinos sino su alma, que según las
escrituras tendrá un destino eterno, dependiendo de su comportamiento terrenal.
Cuando esta mujer menciona que “Estando
enferma del cuerpo y sana de la boluntad y en my buen seso, juycio y
entendimiento natural (…)”, le
concede cierto grado de credulidad al testamento, pues se recomendaba testar
oportunamente, cuando la persona gozara de buena salud[19] para que la muerte no
sorprendiese sin la documentación de unas requerimientos necesarios para la
salvación del alma del sufrimiento que significaba el purgatorio, en el caso de
ella, estando aún enferma poseía la suficiente cordura para exponer sus exigencias
en cuanto a su salvación:
“Primeramente mando my
anyma a dios que la crió e redimyó por su preziosa sangre y el cuerpo a la
tierra para do[nde] fue formado. Yten mando que si Dios nuestro s[eñ]or fu[er]e
serbido de me llevar desta pr[e]s[en]te bida my cuerpo sea sepultado en el e
yglesia del s[eñ]or San Francisco desta ziudad en la sepoltura que a mys
albazeas les pareziere Yten mando que vengan por my cuerpo la cruz alta y cura
y sacristán de la yglesia mayor desta ziudad y acompañen my cuerpo la cofradía
de Santa Luzía e se le pague de mis bienes la limosna acostumbrada porque es
cefrada de la dicha cofradía. Yten
mando se digan otras cinco mysas rezadas en el monesterio /sic/ de Señor Santo
Domingo desta ziudad a Nuestra Señora del Rosario por my anyma y se pague la
limosna dellas de mis bienes. Yten mando se haga el novenario en el dicho
monesterio /sic/ de S[eño]r San Francisco y se diga una misa rezada y salgan
con el responso sobre mi sepoltura”[20]
Aquí se manifiesta la
función de las cofradías, la mujer que en un principio dijo ser india
pertenecía a una, en la cual invertía cierta cantidad de dinero y pide, que aún
después de su muerte se le entregue otra pequeña cantidad de sus bienes a dicha
institución. Y hay que tener en cuenta que hasta ahora no ha nombrado herederos
ni los procesos que se deben seguir con sus otros bienes, queda claro que la
preocupación principal recaía sobre el destino de su alma.
En la última parte del
testamento, que ocupa dos párrafos pequeños, anuncia la disposición con sus
bienes materiales, reforzando nuevamente la idea de que lo realmente importante
correspondía al proceso que se llevaría a cabo para velar por la salvación de
su alma. Encuentro razón a esta situación en la idea de que se podía establecer una relación estrecha con
la política, la economía y las mismsa actividades sociales que facilitaban la
vida terrenal, pero en última instancia, la salvación del alma solo se lograba
a través de la religión[21].
Examinando otros
testamentos, en este caso el de una clase social más alta, para abarcar el
imaginario no solo de una esfera política, sino de varias se va a tratar la
última voluntad de Francisca Zorrilla, sacada del artículo de Pilar Jaramillo,
titulado “El rostro colonial de la muerte”:
"Item mando que mi entierro y
acompañamiento sea sin vana ostentación y sólo con necesaria decencia. Con la
cruz de la Iglesia Mayor y todas las cofradías, a lo menos la de Nuestra Señora
del Carmen y de Nuestra Señora del Rosario, de quien también soy hermana, la de
San Pedro, la de San Juan y las Animas y número moderado de clérigos y
religiosos que mis albaceas por bien tengan, y de pobres que vistan”[22]
Aunque las cofradías no excluían a nadie, las
ventajas de la zona social más adinerada con respecto a estas es bastante
clara, la señora Francisca Zorrilla tiene como deseo que todas las cofradías, a
las que pertenece sean acompañantes en su entierro, es decir, siempre y cuando
se tuviese un soporte financiero bien plantado se podía pertenecer a varias
cofradías, lo cual aumentaba las posibilidades de entra al cielo en un corto
período de tiempo, más rezos, más caridad, más inversión por ende más
redención.
Conclusión
Las manifestaciones artísticas dejan mucho
que ver sobre los imaginarios sociales, en el caso europeo, la iconografía
religiosa manifestaba un cierto grado de interés sobre el destino de las almas,
cuando en el ensayo se decidió tomar dos obras de distintos siglos se hizo con
la intención de exponer que tanto había cambiado la idea sobre la salvación en
Europa. El concepto de purgatorio no cambió en lo absoluto, se le seguía
representando como un lugar tenebroso donde las almas sufren, pero lo hacen en
menor condición que si estuviesen en el infierno. Es importante resaltar la
figura de lo que parece ser un alto jerarca de la iglesia (Imagen No.1), que
manifiesta la idea de que, no solo por llevar en vista pública una vida
religiosa se le concede el cielo.
En el Reino de Nueva Granada la condición de
salvación era muy similar a la europea, seguir los preceptos divinos, llevar
una vida austera, no cometer pecados, dedicarse a una vida religiosa o en su
defecto ser caritativo y pertenecer a una cofradía. La iconografía neogranadina
manifiesta un cierto hilo de fraternidad y cercanía con la virgen María en la
mayoría de los recuadros granadinos aparecen estos como las figuras centrales,
debajo de ellos el purgatorio identificado y representado como un lugar
cubierto de fuego (explicado la purificación), y lleno de almas suplicantes. La
figura de Jesucristo es vista como al de un Juez y la de la Virgen María como
un intermediario entre la decisión que se tome sobre el destino del alma, razón
que se ve descrita en uno de los testamentos analizados, donde antes de
cualquier procedimiento político se establecen las condiciones requeridas a la
hora de morir de su autora.
A lo largo del ensayo se ha mostrado el papel
que ocupa la religión y el imaginario de culto a la muerte en la mentalidad
neogranadina, pero este interés en el aspecto espiritual y lo místico pertenece
más bien a una actitud de temor al sufrimiento eterno y no a la muerte como se
podría pensar en primer lugar, pues a través del análisis del discurso se ha
podido observar como esta, era tomada de una manera natural y como un proceso
propio del ser humano, la preocupación real provenía del destino espiritual,
por ello toda actividad social iba encaminada al recibimiento de
indemnizaciones de tipo moral, y hasta el mismo carácter jurídico de testar se
veía como algo de más importancia espiritual que política.
La creación de las cofradías expone una
ampliación de las posibilidades sociales en materia de salvación, la
intervención monetaria en la consecución del cielo crea la imagen de una
Iglesia financiada por el temor individual al sufrimiento eterno.
La imposición iconográfica como medio para
distribuir los decretos religiosos tuvo una gran acogida en el territorio
neogranadino, el examen a través de pinturas y cuadros de lo que se entendía
por purgatorio y salvación función maravillosamente, situación que se ve
validada por los requerimientos testamentarios de algunos individuos del Reino
de Nueva Granada.
Bibliografía
Fuentes Primarias
Nuevo Testamento: Versión internacional
Mateo 12: 32
Mateo, 13:26-27
Mateo, 25:31-6
Lucas 12:47-48
Archivo
General de la Nación (AGN)
Testamento de Isabel India Ladina: AGN,
Notaría 1ª, Tomo XI, folios 665r-666v. Santafé,
octubre 14 de 1580.
Documentos con fuente primaria consultados en
Internet
Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango (BLAA),
Incunables bogotanos del siglo XVII, Vínculo No. 13, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/incu/incu6m.htm
Bibliothèque et Archives du Château de Chantilly,
Publications récentes, Art de l'enluminure Hors Série, Disponible en internet: http://www.bibliotheque-conde.fr/
Catecismo
de la Iglesia Católica (CEC), 2da Sección. La
profesión de la fe cristiana, Capítulo 3: Creo en el Espíritu Santo, Artículo 12: Creo en la vida eterna, Numeral III: La purificación final o purgatorio, Decreto 1030. Disponible en
internet: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html
Fragmento
del testamento Francisca Zorrilla: de JARAMILLO, Pilar, El rostro colonial de
la muerte, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/noviembre2002/elrostro.htm
Fuentes Secundarias
Artículos
ALAS VÁSQUEZ, Rafael, El drama del purgatorio plasmado en
una pintura colonial, en Boletín Asociación para el Fomento de los Estudios
Históricos en Centroamérica (AFEHC), No. 35, El salvador, AFEHC, 2008, Disponible en Internet: http://www.afehc-historia
centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1881#fn8403875164f8e1c1bd466e
MARÍN,
John. La convocatoria
del primer Concilio neogranadino (1868): un esfuerzo de la jerarquía católica
para restablecer la disciplina eclesiástica. En: Historia Crítica,
Julio-Diciembre, 2008, no. 36,. 6 pp.
SÁNCHEZ, Efraín, Ramón
Torres Méndez y la pintura de tipos y costumbres, en Boletín cultural y bibliográfico, Vol. XXVIII, No 28, Bogotá,
Biblioteca Luis Ángel Arango, 1991, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti5/bol28/ramon.htm
Libros
LE GOFF, Jacques, Lo
maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval, Barcelona, Ed. Gedisa,
1991,
192
pp.
______________,
EL nacimiento del purgatorio, Madrid,
Taurus Ediciones, 1989, 447 pp.
SALISBURY, Joyce, Padres
de la iglesia, vírgenes independientes, Bogotá, Tercer Mundo Editores,
1994, 224 pp.
VON
WOBESER, Gisela, Vida eterna y
preocupaciones terrenales. Las capellanías de misas en la Nueva España,
1700-1821, México, Universidad Nacional de México, 1999, 287 pp.
[1]
Estudiante de pregrado de Historia,
Universidad industrial de Santander
[2]
VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y
preocupaciones terrenales. Las capellanías de misas en la Nueva España,
1700-1821, México, Universidad Nacional de México, 1999, p. 95.
[3]
LE GOFF, Jacques, Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval, Barcelona,
Ed. Gedisa, 1991,
p. 44.
[4]
LE GOFF, Jacques, EL nacimiento del
purgatorio, Madrid, Taurus Ediciones, 1989, p. 147.
[5]
VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y
preocupaciones terrenales, p. 95.
[6]
Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), 2da Sección. La profesión de la fe cristiana, Capítulo 3: Creo en el Espíritu Santo, Artículo 12: Creo en la vida eterna, Numeral III: La purificación final o purgatorio, Decreto 1030. Disponible en
internet: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html
[Citado el 15/04/2012]
[7]
VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y
preocupaciones terrenales, p. 96.
[8]
LE GOFF, Jacques, El nacimiento del
purgatorio, p. 259.
[9]
Ibíd., p. 54
[10] ALAS VÁSQUEZ, Rafael, El drama del
purgatorio plasmado en una pintura colonial, en Boletín Asociación para el Fomento
de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC), No. 35, El salvador, AFEHC, 2008, Disponible en Internet: http://www.afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1881#fn8403875164f8e1c1bd466e [Citado el 15/04/2012]
[11]
Bibliothèque et Archives du Château de Chantilly, Publications récentes, Art
de l'enluminure Hors Série,
Disponible en internet: http://www.bibliotheque-conde.fr/ [Citado el
15/04/2012]
[12]
FAJARDO, Marta, Vargas Figueroa Baltasar de, en Biografías, Biblioteca Luis Ángel
Arando, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/vargbalt.htm
[Citado el 15/04/2012]
[13]
VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y
preocupaciones terrenales, p. 98.
[14]
Ibíd., p.103.
[15]
SALISBURY, Joyce, Padres de la iglesia, vírgenes
independientes, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1994, p.20.
[16]
Ibíd.
[17]
Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango (BLAA), Incunables bogotanos del siglo
XVII, Vínculo No. 13, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/incu/incu6m.htm
[Consultado el 17/04/2012]
[18]
Archivo General de la Nación (AGN), Notaría 1ª, Tomo XI, folios 665r-666v. Santafé, octubre 14 de 1580
[19]
VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y
preocupaciones terrenales, p. 101.
[20]
AGN, Notaría 1ª, Tomo XI, folios 665r-666v.
Santafé, octubre 14 de 1580
[21]
MARÍN, John. La
convocatoria del primer Concilio neogranadino (1868): un esfuerzo de la
jerarquía católica para restablecer la disciplina eclesiástica. En: Historia
Crítica, Julio-Diciembre, 2008, no. 36,.
P. 201-207.
[22]
JARAMILLO, Pilar, El rostro colonial de la muerte, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/noviembre2002/elrostro.htm
[Citado el 18/04/2012]
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