domingo, 29 de julio de 2012

La abolición de la esclavitud en Colombia: El lento desarrollo de una promesa libertaria


Resumen
El presente artículo estudia los planteamientos que se establecieron, en interés del tema de la  esclavitud, en los nuevos documentos constitucionales que se dieron en el período inmediatamente posterior a la Independencia, para analizar la razón del tan lento proceso de abolición de la esclavitud en una Nación que se erigía sobre ideales liberales. La completa expulsión de todo poder español se da en 1819 con la proclamación formal, en el Congreso de Angostura, de la República de Colombia, y no es hasta 1821 que se institucionaliza el primer documento político constitucional de la nueva nación: Las Actas del Congreso de Cúcuta, en las cuales se instauran los nuevos comportamientos políticos de los nuevos ciudadanos y de la Nación, prestando principal atención a cómo debían ser tratadas las instituciones coloniales constituidas por el gobierno español, si debían mantenerse o no, y en la necesidad de prescindir de algunas, cómo debería ser el proceso de abolición para que los cambios no afectasen el normal desarrollo de la Nación en construcción. En este tipo de contexto se llevaron a cabo las propuestas de abolición de la esclavitud, cuyo proceso irónicamente tardaría demasiado en vista de que, la construcción de la Nación se hacía en base al concepto de libertad.
Palabras Claves: Esclavitud, abolición de la esclavitud, manumisión, libertad, siglo XIX.


Slavery abolition in Colombia: The slow development of a libertarian promise

Abstract
The present article studies the approaches that were established, in interest of slavery topic, in the new constitutional documents that were given in the period immediately later to the Independence, to analyze the reason of why slavery abolition took so much time to be complete, if we consider that the Nation was raised on liberal ideas. The complete expulsion of all spanish interference was in 1819 by the formal proclamation, in the ‘Congreso de Angostura’, of the ‘República de Colombia’ (Colombian Republic),  and isn’t until 1821 that is institutionalized the first political document of the new Nation: ‘Las Actas del Congreso de Cúcuta’, in which are restored the new political behaviors of the new citizens and of the Nation, giving principal attention to how it must be treated the colonial institutions produced by the spanish government, if they had to be preserved or not, and in the need of remove some of these, how it should be the process of abolition in order that the changes don’t affect the normal development of the Nation. In this context were developments the ideas of freedom and slavery abolition, process that ironically would be incredibly slow if we think about the idea that the Nation construction was based on the freedom concept.
Keywords: Slavery, slavery abolition, manumission, freedom, XIX Century.

La abolición de la esclavitud en Colombia*: El lento desarrollo de una promesa libertaria
Diana Carolina Rivera Güiza[1]
Introducción
A partir de 1810 se inicia el rememorado proceso independentista que marcaría el punto de partida de los nuevos comportamientos políticos en el territorio, llamado en ese entonces, Nueva Granada. Después de los azares  que trajeron consigo las reformas borbónicas y las sensibilidades que se afectaron por la forma en la que el gobierno se organizaba: excesiva representación peninsular en comparación con la criolla, los aires revolucionarios y las almas hambrientas de libertad se rebelaron contra la monarquía española, y fundaron una Nación a partir de los conceptos liberales de unidad, libertad e igualdad, sin embargo el camino que llevaría al fin de la institución que atentaba de la forma más vil en contra del supremo concepto de libertad, -que no solo era el sentimiento revoloteándote del momento, sino que era la premisa base de la construcción de la nueva Nación-, terminaría siendo una larga vía de esperanzas rotas y de sueños liberales quebrantados, víctimas de una población que se negaba a los cambios abruptos o que bien, les temía.
A partir del análisis de los decretos plasmados en las Actas del Congreso de Cúcuta de 1821[2] se pretende determinar las razones por cuáles tomó tanto tiempo abolir la esclavitud tomando en cuenta, en primer lugar y cómo crítica más importante, que la nueva Nación se establecía, precisamente, a partir del concepto libertad. Si bien la independencia total no se dio hasta 1819 y los documentos constitucionales, -que fueron el elemento material prueba que señalada un proceso de Independencia completado-, no fueron institucionalizados hasta 1821, la total abolición de la esclavitud se da hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX, y eso, sin tomar en cuenta los asuntos ilegales, que se pudieron presentar, en materia de trata de negros, en lugares donde la nueva constitución, no resultaba ser una prioridad. Son casi 30 años de esclavitud ‘políticamente permitida’ en la nueva Nación que se originaba a partir del concepto libertad, 30 años de violación de derechos y 30 años de contradicción entre idealizaciones teóricas liberales y actitudes sociales políticas.
El estudio investigativo se llevará a cabo de la siguiente manera: en primer lugar, se usará el método del análisis del discurso[3], -Según Raymond Brodeur: se trata de aprehender el contenido del texto respetando sistemáticamente su organización y el funcionamiento del discurso para, así, precisar la problemática de fondo y los objetivos del locutor”-, para exponer los planteamientos principales sobre los cuales se erigía la nueva Nación, a partir de la lectura de algunos decretos de las Actas del Congreso de Cúcuta de 1821 y se intentará buscar el eje fundamental de pensamiento y de acción activa social, pretendiendo resolver la cuestión de si aún se mantenían las antiguas escrituras como portadoras del camino a seguir social, o si la intervención de las ideas liberales se abría paso ante la religión. ¿Había un trasfondo religioso en la nueva Constitución o se obedecía simplemente a un nuevo sistema de pensamiento político? En segundo lugar la instauración de un contenido conceptual básico, significados de Manumisión y libertad como nociones fundamentales, teniendo en cuenta concepciones generales sin caer en particularidades teóricas, se usará para ello el “Diccionario Enciclopédico de Derecho usual” de Guillermo Cabanellas, para después, -cuando se haya analizado todo el contenido discursivo de las Actas del Congreso-, establecer una comparación entre el significado de la idea conceptual y lo que parecía simbolizar, a través de los decretos, en la sociedad (política[4]) del XIX.  Es importante aclarar que esta comparación no corresponde a una diferenciación temporal, es decir, no es exponer cuál es el significado de hoy y cuál el que se dio en el siglo XIX, sino aclarar de qué manera se establece teóricamente un término en el discurso y de qué otra se lleva a cabo en los decretos señalados. Y por último se establecerá a manera de conclusión, ya analizados los actores principales en la cuestión, la respuesta a la cuestión principal de todo el ensayo ¿Por qué tardó tanto el proceso de abolición de la esclavitud?

1.     El discurso post -independentista:  Una tradición religiosa que se niega a partir

Después del llamado proceso independentista, la nueva Nación atravesaba una serie de cambios de importante envergadura; la mudanza del mando de poder significaba el inmediato desarrollo de nuevas instituciones que traerían consigo leyes y normas, que aunque correspondían a los nuevos procesos sociales, dejaban ver tras de sí la mentalidad de una población pobremente preparada para el cambio que suponían las ideas liberales de nación y libertad.
Toda la infraestructura constitucional que se instauró a partir de 1821 con las Actas del Congreso de Cúcuta, tenía como base la total independencia de todo modelo político y social proveniente de España, la necesidad de establecer un nuevo documento político que regulara la relación entre lo que sería el nuevo Gobierno Nacional y los que serían considerados, desde ese entonces en adelante, ciudadanos, era una de las principales preocupaciones de la Nación. Las Actas del Congreso de Cúcuta de 1821, tomaron el papel de este instrumento; el primer intento de establecer aquel renombrado documento político, que representara, materialmente, la independencia social del imperio español.
Siguiendo con el análisis de la retórica constitucional, el primero de los decretos que aparecen en las Actas corresponde a la creación de los nuevos símbolos patrios pues el recién creado gobierno no solo necesitaba demostrar su independencia a las naciones extranjeras, sino también a sus propios ciudadanos, por esta razón se empezaron a desarrollar ciertas insignias que representaban algunos temas particulares para ser difundidos en la sociedad, el primero en ser mencionado es un sello nacional, cuya imagen debía ser distribuida a través del elemento con más circulación de la época:

(…) El gran sello de la República y sellos del despacho tendrán grabado este símbolo de la abundancia, fuerza y unión, con que los ciudadanos de Colombia están resueltos a sostener su independencia, con la siguiente inscripción en su circunferencia: REPÚBLICA DE COLOMBIA (…) En las monedas de oro, platina y plata, se imprimirá este símbolo nacional por el reverso, con expresión de su valor respectivo, del lugar en que fueron acuñadas, y las iniciales de los nombres de los ensayadores (…) Por el anverso tendrá impreso el busto de la Libertad, en traje romano y ceñida la cabeza con faja en que se vea grabada la palabra Libertad, y en la circunferencia ‘REPÚBLICA DE COLOMBIA. AÑO DE...’.” [5].

Tomando en cuenta la explicación simbólica que se le dio a los nuevos sellos nacionales, los conceptos manejados para la elaboración de los gráficos, que debían imprimirse en los sentimentalismos patrióticos de los ciudadanos, eran los de abundancia, fuerza, unión y libertad. El primero, correspondía por supuesto, a una fachada nacionalista de un territorio naturalmente beneficiado, que de alguna manera, tenía la función de generar orgullo al ciudadano que se identificase con una tierra rica y productiva. La fuerza y la unión, son dos conceptos que encuentro muy cercanos y relacionados; nuevamente se expone el fenómeno independentista, pero esta vez, estas nociones incluyen las razones por las cuales se alcanzó dicho premio, la manera en que están mencionadas incita a pensar que la fuerza necesita de la unión para cumplir su cometido, creando una especie de identidad nacional obtenida por un pensamiento patriótico de no solo fuerza, sino también de unidad. Un conjunto de ciudadanos que defienden lo que han conseguido e intentan mantener su independencia, que por el momento, se identificaba plenamente con el último término: la libertad.
Es necesario establecer brevemente los puntos de mayor importancia en la línea temporal de la historia de la independencia de ‘Colombia’ (Venezuela, Ecuador y de Panamá, naciones que en ese entonces hacían parte del Reino de Granada español), para determinar cuánto tardó aproximadamente el proceso de abolición de la esclavitud, tenemos en primer lugar: 1) 1810: Declaración de independencia e inicio del conflicto. 2) 1815-1816: España retoma el territorio que aún consideraba suyo aprovechando las debilidades americanas y 3) 1819: España es por fin expulsada del control del territorio americano, que más adelante vendría a llamarse República de Colombia. Las Actas del Congreso de Cúcuta no fueron completamente redactadas hasta 1821 y la libertad total de los esclavos no fue alcanzada hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX (Formalmente libres a partir de 1851)[6]. Se puede tomar como excusa la idea de que de 1810 a 1819 el proceso libertador no estaba del todo terminado y que entre 1819 y 1820, no existía un documento político válido, que hiciera las veces de constitución, que regulara de alguna manera las nuevas relaciones Ciudadanos-Estado, que a partir del momento se darían. Pero después de 1821, con un congreso establecido, que compuso el documento constitucional sobre el cual se plasmarían los nuevos instrumentos de libertad, unión y fuerza que constituirían la nación, ¿por qué tardó tanto en abolirse la esclavitud?, ¿cómo es posible que en un régimen que nacía de, que abogaba por, que distribuía símbolos de y que defendía la libertad haya tardado tanto en derrocar una institución que por antonomasia atentaba de la manera más vil con el preciado sueño de libertad? revisando las consideraciones de las actas del congreso de Cúcuta sobre la esclavitud, se manifiesta el espíritu de un pueblo que, siguiendo modelos extranjeros, no es capaz de establecerlos en toda su complejidad.
Para desarrollar este idea se ha partido del análisis discursivo de las Actas del Congreso de Cúcuta (cuyo objetivo, grosso modo consistía en impartir las ideas de libertad y democracia), qué consideraciones tenían respecto a la esclavitud, en qué se basaban sus ideas respecto a éste problema y cómo se desarrollaron ciertos puntos a partir de la idea de libertad. En primer lugar, aunque se maneje la idea de que la segunda mitad del siglo XIX, significa la separación entre Estado e Iglesia, lo cierto es que esta separación no fue del todo completa, para empezar los discursos que se hacían llamar “liberales”, tenían la curiosa costumbre de basar sus pensamientos en las sagradas escrituras, tal como se puede ver en el siguiente fragmento que introducía el tema de la libertad y la esclavitud:

El congreso de Colombia, íntimamente persuadido de que ningún gobierno puede ser justo ni merecer la protección del Todopoderoso si no emplea su autoridad y fuerzas en la ventaja de sus semejantes, y enseñado por la historia de los siglos que la supresión de la esclavitud debe se[r] un medio seguro de mejorar las costumbres públicas y una fuente inagotable de prosperidad y abundancia en los importantes ramos de comercio, agricultura y minas; deseando al mismo tiempo conciliar en cuanto es posible los derechos de la naturaleza con el menor perjuicio de los poseedores[7]

Manejando aún el concepto del destino determinado por la bondad o maldad de las acciones, propios de la doctrina católica, la construcción de los discursos liberales del siglo XIX siempre estaría adornada por aspectos de aire católico, que no podían ser suprimidos por completos. Encuentro respuesta a este temor de dejar atrás todo aspecto religioso en la siguiente idea: Se podía ser ciudadano y participar activamente en las actividades políticas, pero en última instancia, la salvación del alma solo se lograba a través de la religión[8], y qué otra manera de seguir la doctrina religiosa que teniendo en cuenta las sagradas escrituras.  De esta manera todo proceso liberal siempre tuvo un trasfondo religioso, que tergiversaba de gran manera todo el asunto político y hasta la misma idea de libertad.
Estas extrañas combinaciones eran el resultado de, como lo había mencionado antes, un pueblo poco preparado para el cambio, y más que esto, un pueblo con miedo a los cambios que transgredían una idea tradicional de salvación; el liberalismo europeo, tomado al pie de la letra, resultaba entonces, un ataque a la espiritualidad nacional. Este fenómeno de desconfianza a los nuevos proyectos desencadenaba la creación de una acción paulatina de los mismos, tanto así que los impulsores de la obra liberal hacían extensiones de tipo legislativo cumpliendo con el imaginario colectivo del temor al cambio. En el particular caso de abolición a la esclavitud, la cuestión de postergar la tarea generó que este fenómeno tardara en desaparecer varios años, aún teniendo por un lado, como principio de construcción de Nación a la libertad (idea totalmente liberal), y por el otro, el precepto bíblico que instruía sobre la perversidad de la esclavitud. La misma base de instrucción social establecía la inmoralidad de la esclavitud, tal como lo afirma el siguiente fragmento:

“Leído el proyecto de ley sobre manumisión de esclavos, tomó la palabra el señor Félix Restrepo, y en un discurso elocuente y enérgico pintó con los colores más vivos los males de toda especie que sufren los esclavos, las razones urgentes de justicia que hay para darles su libertad y el bien que resultaría de ello a la República, para lo cual adujo textos de la sagrada escritura y principios elementales de la ciencia política y de la moral (…).”[9].

Sin embargo, es preciso identificar las contrariedades que se presentan en el mismo discurso religioso, que como ya vimos, es parte fundamental de la mentalidad de aquellos individuos que tomaron papel esencial al momento de redactar las Actas del congreso. Y tal como existen versículos que desprestigian a la esclavitud, hay otros que la apoyan, siendo la sagrada escritura –estereotipo de comportamiento social-, tan ambigua en sus discursos, de igual manera se procede en un terreno lleno doctrineros indirectos y de liberales incompletos.

“Al señor vicepresidente, Ramón Méndez, pareció excesiva la calificación de antirreligiosos que se daba a la esclavitud entre nosotros; y para demostrarlo citó al apóstol, quien aconsejó al esclavo de Filemón volviese al servicio de su amo, habiendo manifestado el último grado de celo contra el incestuoso de Corinto y los demás pecadores; y reflexionó que la Iglesia jamás había lanzado sus rayos ni condenado a los poseedores de esclavos; pero el señor Santamaría sostuvo lo contrario, indicando que nuestra religión era de paz y de consuelos, dulce y muy suave, que había sancionado el principio de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, y que este precepto era eludido de cierto modo por el que conservaba en la esclavitud a su prójimo”[10]

Además de corresponder a una política a la ligera llamada liberal, obedecen a una moral presente en las proclamas religiosas, que no solo presenta varios discursos moralistas de comportamiento social, sino que estos son contrarios, ¿cómo se iba a desarrollar un proceso que correspondiera a algo específico en un territorio lleno de contradicciones hasta en sus mismas bases ideológicas? El contexto de la Colombia del siglo XIX, resultaba bastante turbio para llevar a cambo ciertas ideas, que no solo resultaban algo extrañas, sino que también eran apoyadas y criticadas por la única fuente moral férreamente establecida, que además era la base direccional de comportamiento social.
En este medio de confusión, no es extraño que el esclavo aún se considerase una mercancía, siguiendo lo que por siglos se ha mantenido en la mente de la población, de esta manera el proceso de liberación no se estaba viendo como un deber necesario para la construcción de una Nación que se creía liberal, sino como un favor moral, del estilo “el buen cristiano”, a una de las esferas más afectadas a lo largo de la historia colonial; siendo un personaje de poca importancia social, la rapidez de proceso libertario de estos individuos no era motivo de importancia en el nuevo gobierno estatal, de allí que los decretos emprendidos para la abolición de la esclavitud estuviesen destinados a retardar el proceso, arguyendo a pretextos que parecen bastante infames, si se mira bien los principios con los cuales construían una Nación y lo que no había en iniciativa sobraba de oposición, a pesar de todas las contradicciones presentadas por los medios ideológicos que sostenían el imaginario de la Colombia del siglo XIX, la balanza siempre se mantenía a favor de abolir la vieja institución esclavista, sin embargo no era de extrañarse que salieran a flote los ideales en contra de una institución tradicionalmente impuesta, y de alguna manera ‘justificada’:

“(…) el señor Domingo Briceño (...) que advertía una diferencia a todo medio propuesto de aniquilar la esclavitud aunque se vulnerase la justicia, la política, el derecho público y de gentes, y que por tanto no podía omitir el aparecer por patrono de los propietarios y abogar por la parte más débil en la presente cuestión, ya fuese para conservar los derechos de éstos o para que en caso contrario brillase más la resolución de su majestad, (…) aparecía más imparcial en su discurso, el que apoyó manifestando que jamás se debía hacer un mal por hacer un bien, que el propietario a quien se le privaba de la potestad dominica en los pactos, se le privaba de una propiedad legalmente adquirida, aprobada por todas las naciones de la tierra en el transcurso de muchos siglos, y aunque persuadido de la eterna injusticia de esta triste sanción de la debilidad humana, juzgaba también de justicia al particular poseedor de buena fe y que por desgracia ha constituido su subsistencia y el fruto de sus trabajos, su riqueza; en fin, funesta adquisición muy digna de la compensación para poderse libertar el vientre”[11].

El discurso del señor Briceño, no solo establece aún como mercancía a los esclavos, sino que también sostiene la idea de pensar como víctimas del proceso a los propietarios de esclavos, dejando muy claro su fuerte punto de vista frente a la moralidad y a la justicia que pueda significar la abolición de esta institución, de la que se entiende, está en contra. La liberación de un esclavo, supone la pérdida a “un hombre de bien”, a “un buen cristiano”, de los mecanismos, que ‘por desgracia’ (Palabras propias del fragmento) han sido, su fuente de sustentación y riqueza, y sí se fomenta el proceso de manumisión no solo se le estaría privando de lo que por medios legales le pertenece, sino que también se le estaría frenando su economía y como consecuencia se estarían afectando los demás aspectos de su vida. Aquí se deja claro un motivo más por el cual el proceso de libertad tardaría en completarse.
La idea de la inconveniencia de la manumisión resultaba bastante convincente para aquellos cuyo sustento se basaba en la propiedad de esclavos, además de esto, la propuesta de lo abrupto que significaba este cambio en una sociedad tradicionalmente esclavista traería consigo decretos que retardaban el proceso aún más. Tal vez es lógico en el pensar de la época que si de un momento a otro todos los esclavos quedasen libres, la sociedad entraría en una especie de caos, ¿qué saldrían a hacer?, ¿con qué sobrevivirían?, sin embargo es incorrecto dejar como supuesto, que a todos los esclavos la libertad les vaya a causar más inconvenientes que la misma esclavitud, pero si existiría cierto porcentaje que no encontraría su lugar en la nueva sociedad portando la nueva libertad, pero como no trabajamos con mis supuestos, sino con los de las mentes impresas en las actas estudiadas, encontramos, a través de éstas, la razón principal por la que el proceso de abolición de la esclavitud duró tanto en concretarse (1851), con respecto al año en que se crearon los decretos del congreso de Cúcuta (1821),  aproximadamente 30 años: una generación. Todo se define en el concepto de ‘libertad de vientres’. Para contrarrestar los problemas que causaría una libertad repentina de esclavos, se tomó como ‘solución’ el famoso proceso de ‘libertad de vientres’, de esta manera los esclavos que nacieran el día que se decretaba la ley, eran, en ciertos aspectos ‘libres’, y así paulatinamente se obtendría la libertad de todos los ciudadanos sin ninguna especie de conflicto social:

 “En fin, que un objeto de tan grande trascendencia para la República se debe realizar extinguiendo gradualmente la esclavitud, de modo que sin comprometer la tranquilidad pública, ni vulnerar los derechos que verdaderamente tengan los propietarios, se consiga el que, dentro de un corto número de años, sean libres todos los habitantes de Colombia: Serán libres los hijos de las esclavas que nazcan desde el día de la publicación de esta ley en las capitales de provincia, y como tales se inscribirán sus nombres en los registros cívicos de las municipalidades y en los libros parroquiales.”[12]

Los ‘amos’ se encargaban de su educación y manutención hasta la edad de los 18 años, sin embargo, esta crianza de ninguna manera correspondía a algo gratuito, el individuo tendría que pagarle con servicios (como si fuese un esclavo), a su dueño, el total de gastos que éste (el dueño) tuvo con él, además de la extraña libertad con la que nacían, los nuevos libertos tenían la obligación de, al cumplir los 18, informar al Estado sobre sus actividades, y en muchos casos se les asignaba alguna labor de elección estatal. Una total parodia de la libertad. La solución no resultaba muy beneficiosa para los dueños de esclavos, ya que tendrían que invertir dinero en educación, comida y tiempo a un individuo que solo le sería útil hasta cierta edad, tiempo no en el que se convertía en liberto, sino en el que terminaba de pagar sus deudas de vida al amo de sus padres, con el que ya no tendría más obligaciones, para evitar cierto descontento y aprovechando el carácter social de la época, se crearon ciertos méritos para aquellos que liberasen un número específico de esclavos, una especie de prestigio obtenido de la bondad : “(…) que sea una medalla de plata para los que manumitan diez esclavos, y de oro para los que manumitan todos los suyos, poniéndose en ellas esta inscripción: "Ciudadano benemérito de la humanidad", la cual fue apoyada por varios señores.”[13]. Una nueva forma de prestigio se había creado, los antiguos dueños liberaban a sus esclavos y a cambio obtenían un título, un procedimiento de carácter nítidamente colonial, aquí es donde entra nuevamente la idea de la liberación de esclavos como un favor de un ciudadano moral, y no como la vinculación ideológica a una idea liberal que era el componente principal de la creación de esta Nación.

2.     Consideraciones sobre la Manumisión: El malogrado concepto de Libertad y sus consecuencias sobre los procesos libertarios

¿Es posible plantear que aquí se desarrollaron ideas liberales?, tal como se desarrollaron en Europa, no y es ridículo plantearlo, pero accediendo a la comodidad que se ha venido presentando, de denominar como “liberal” a los fenómenos de carácter, en ciertos aspectos “revolucionarios” que se dieron en la Colombia del siglo XIX, podríamos decir que sí se dieron algunas de las ideas liberales europeas, pero que el proceso de desarrollo y  consecuencia fue absolutamente diferente.
La extrapolación de conceptos y hasta de procesos siempre ha sido un asunto recurrente en toda la historia de América Latina, el mismo ideal ‘liberal’ por el que pasó la naciente República de Colombia correspondía a la importación de una noción del llamado mundo moderno, sin embargo, traer conceptos de otros lugares siempre será una acción complicada, ya que los contextos son completamente diferentes, y para adecuarlos a algún lugar es preciso hacer ciertos cambios, dando pasó a una asimilación errónea de los procesos y por ende se tergiversa todo el contenido.
El primero de los conceptos que sufrió este tipo de alteraciones en su significado, es el de libertad. Sin entrar en conceptualizaciones históricas, filosóficas o psicológicas, tomaremos una definición general, y luego siguiendo las apreciaciones de las actas del congreso definiremos la idea de libertad y la libertad según la práctica. Según el diccionario jurídico de Guillermo Cabanellas, que a su vez cita al diccionario de la Real Academia Española, la libertad es entendida como: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos", sin más preámbulos, se enmarca en toda la actividad discursiva de las actas, que la libertad corresponde a un comportamiento individual del actuar, del pensar y del elegir sin impedimentos ni trabas que puedan deformar de alguna manera estos procesos. La libertad, en términos más sociales, es el tipo de palabra que se pasea de boca en boca después de un proceso de independencia como el que acaba de atravesar la joven Nación, y su significado recaía principalmente, en el divorcio total de las instituciones españolas, Teóricamente el concepto de libertad que se enmarca en las actas parecía estar en concordancia con las consideraciones que se dieron en Europa después de la Revoluciones Burguesas y con los planteamientos generales de su significado, sin embargo si tal como se idearon se hubiesen creado los procedimientos sociales, la abolición de la esclavitud no habría tomado tanto tiempo en completarse. Ahora bien ¿Cómo se manejaba en la práctica el concepto de libertad en la sociedad política del siglo XIX?, principalmente habría que decir que existían muchos tipos de libertad en la práctica, uno correspondía a la élite política cuyos ideales estamos estudiando a partir de los decretos de las actas y otro a los esclavos, futuros libertos[14]. El tipo de libertad alcanzada por la sociedad política era lo más parecido al concepto entregado anteriormente como general, además de ser por supuesto un derecho incuestionable, sin embargo la que se le concedía a los esclavos (o futuros libertos) era más bien un tipo de favor, que se obtenía a través de varios procedimientos; en sí, el esclavo tenía que luchar para alcanzar algo que le era inherente a toda la sociedad ‘libre’. ¿En qué forma podríamos llamar a esto libertad?, además de tener que luchar de más, por un derecho fundamental, al obtenerlo debía estar dispuesto a aceptar las labores que le ofrecía el gobierno e informar de sus actividades.
A partir de la creación de ciertos tipos de libertad y la ambigüedad de los mismos, los conceptos que nacen a partir de ésta noción se quebrantan desde su mismo origen, como es el caso de la noción de manumisión. Cabanellas establece Del latín manumittere, de manus y mittere, manumitir, soltar de la mano, sacar de su poder, dar por libre. En Roma era la concesión de la libertad de hecho y de derecho a un esclavo, realizada por su señor”[15]. Este proceso mantiene un papel político importante, la manumisión consistía en otorgar libertad e un esclavo, pero no bastaba con concederle libertad si no se le daba un certificado que le ampare políticamente, la llamada carta de horro[16]. Entonces la libertad de vientres era sólo una ilusión, el esclavo nacido después de concedía la ley no podía gozar de su propia conciencia y de sus actos hasta que obtuviera un elemento material que justificara su calidad de liberto, y mientras obtenía su único mecanismo de libertad, tenía que seguir cumpliendo los mandatos del que aún era su amo. Aún así, después de conseguida la libertad, el convenio traía consigo otro tipo de situaciones simbólicas que Reyes clasifica en tres: <<ideológicas: que “han de honrar y reverenciar (a sus amos) humillándoseles donde los vieren”; utilitaristas: “que atienda ‘libremente’ el servicio de sus amos”; morales “para el descargo de mi conciencia”>>[17].

La manumisión entonces entendida como una acción moral para con los menos favorecidos, como una forma de obtener privilegios y conmemoraciones materiales y como una obligación gubernamental, pero nunca como la consecuencia de la formación de una consciencia que pueda identificarse como un pensamiento liberal. La libertad sufre en mismo trastorno para la esfera social esclava, un derecho con el que no se nace, aunque la constitución de la época (Las actas), así lo mencionen, un derecho por el que hay que luchar, un derecho que se tiene que justificar por medio de un elemento material (Carta de horro) y un derecho, que ya alcanzado, se ve truncado por las peticiones de los amos para conceder la carta de horro a los nuevos libertos.

Conclusión

A partir de 1821 de establecieron ciertos decretos, que bajo ideas supuestamente liberales, que en realidad correspondían en mayor medida a pensamientos moralistas cristianos, se inclinaban a la abolición de la esclavitud de forma paulatina, el proceso tardó casi 30 años en completarse debido a varios factores ideológicos, en primer lugar la constante confusión que se mantenía siguiendo las sagradas escrituras, que eran bastante ambiguas en el tema;  el temor que podrían ocasionar los cambios bruscos en la sociedad; la tergiversación de los modelos extrapolados europeos, que eran muy claros para algunas esferas sociales, pero para otras resultaban bastante confusos e incompletos.
Los cambios se dieron, sin embargo las vejaciones sufridas por los esclavos aún no terminaban, los tratos que se obtenían por una libertad negada a los nuevos libertos seguían manteniendo los ideales estamentarios y la idea de igualdad aún seguía pareciendo impensable y el derecho a la participación política fue un proceso que se desarrollaría mucho tiempo después. Pero aún así, considerando la tradición histórica esclavista de la República de Colombia, la segunda mitad del siglo XIX, representó el comienzo de Nación fundada bajo el concepto (algo malogrado) de libertad.


Bibliografía

HOFFMANN, Odile; MOSQUERA, Claudia; PARDO, Mauricio. Afrodesecendientes en las Américas. Trayectorias sociales e identitarias. 150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia. Bogotá D.C.: UNILIBROS. 611 p.
MARÍN, John. La convocatoria del primer Concilio neogranadino (1868): un esfuerzo de la jerarquía católica para restablecer la disciplina eclesiástica. En: Historia Crítica, Julio-Diciembre, 2008, no. 36.  P. 201-207.
CABANELLAS, Guillermo. Diccionario Enciclopédico de Derecho usual. Disponible en: http://es.scribd.com/doc/27671641/Diccionario-Juridico-de-Guillermo-cabanellas-de-Torres





*Se usa el término “Colombia”, porque se va a analizar el período después de 1819, cuando ya se había proclamado la República de Colombia, en el Congreso de Angostura.
[1] Estudiante de pregrado en Historia. Universidad Industrial de Santander.
[2] Se ha decidido que este documento sea la base principal de la investigación porque constituye una clave hermenéutica para comprender, por medio del contenido, las mentalidades políticas de la época inmediatamente posterior al proceso independentista, estableciendo en primera instancias, las bases fundamentales de la formación de la Nación.
[3] Método sociolingüístico que procura poner en evidencia el funcionamiento interno y original de un texto apoyándose en su estructura retórica y lingüística.
[4] Como el análisis se llevara a cabo, como se dirá a continuación, partiendo de los planteamientos de las Actas del Congreso de Cúcuta, la formación de los conceptos de la época, que servirán de comparación con las significaciones normales, no serán los de toda la sociedad sino pertenecerán únicamente a los individuos del poder político, cuyas ideas y pensamientos fueron plasmados en el documento constitucional.
[5] ACTAS DEL CONGRESO DE CÚCUTA, 1821. Ley 6 de Octubre que decide las armas de la Nación. Artículo 2º, 3º y 4º. Disponible en: http://www.bdigital.unal.edu.co/4546/1116/ACTAS_DEL_CONGRESO_DE_C%C3%9ACUTA%2C_1821.html#2c
[6] HOFFMANN, Odile; MOSQUERA, Claudia; PARDO, Mauricio. Las trayectorias sociales e identitarias de los afrodecendientes. En: Afrodesecendientes en las Américas. Trayectorias sociales e identitarias. 150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia. Bogotá D.C.: UNILIBROS. p. 15.
[7] Ibídem. Acta 26 sección del día 28 de mayo.
[8] MARÍN, John. La convocatoria del primer Concilio neogranadino (1868): un esfuerzo de la jerarquía católica para restablecer la disciplina eclesiástica. En: Historia Crítica, Julio-Diciembre, 2008, no. 36,.  P. 201-207.
[9] Ibídem. Acta 56 sección del día 28 de Junio.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem. Acta 60 sección día 2 de Julio.
[12] Ibídem. Acta 84 Sección día 19 de Julio.
[13] Ibídem.
[14] En realidad habría que decir que existían más formas de libertad que estas, como la de los ciudadanos sin propiedades, o las de las mujeres, pero especificarlas no es el objetivo del ensayo, por eso solo me limito a explicar estos dos tipos fundamentales.
[15] CABANELLAS, Guillermo. Diccionario Enciclopédico de Derecho usual. p. 267. Disponible en: http://es.scribd.com/doc/27671641/Diccionario-Juridico-de-Guillermo-cabanellas-de-Torres
[16]DÍAZ, Rafael. La manumisión de esclavos o la parodia de la libertad en el área urbano-regional de Santa Fe de Bogotá, 1700-1750. En: Afrodesecendientes en las Américas. Trayectorias sociales e identitarias. 150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia. Bogotá D.C.: UNILIBROS. p. 78-79.
[17] Ibídem. p. 80.

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