domingo, 29 de julio de 2012

Reseña del libro: Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930 de Patricia Londoño


Referencia Bibliográfica: LONDOÑO, Patricia. Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930. Traducido por Carlos José Restrepo. Bogotá D.C.: Fondo de cultura económica, 2004. 472 p.

Patricia Londoño Vega: Licenciada en Sociología en la Universidad Pontificia Bolivariana con estudios de Postgrado en Historia Urbana, de la Universidad de Cincinnati, Ohio. Obtuvo una maestría en Historia Local y Regional de la Universidad del Estado de Nueva York, Albany en 1983 y un doctorado en Historia Moderna de la universidad de Oxford en 2002. “Sus artículos han aparecido en el Boletín Cultural y Bibliográfico, en Estudios Colombianos, En Estudios Sociales, en la Revista de la Universidad de Antioquia. Colaboró con: la Historia de Antioquia, dirigida por Jorge Orlando Melo. Mujeres en la Historia de Colombia (1995). Historia de Medellín (1996). Curadora de la exposición Religión y fotografía en Antioquia 1890-1950. Biblioteca Pública Piloto de Medellín.”[1]

El libro Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930 corresponde a la segunda edición que se hace de la tesis doctoral en Historia Moderna, presentada a la universidad de Oxford en 1997 de Patricia Londoño Vega. La primera edición, es una versión en inglés de la tesis,  publicada en el año 2002 por Oxford University Press, en la serie Oxford Historical Monographs, la cual recibió el premio de Investigación en el 2002 de la Universidad Nacional de Antioquia y una mención de honor en los Premios Nacionales de Ciencias en el año 2003 de la fundación Alejandro Ángel Escobar. El trabajo investigativo inició en 1991 y culminó en 1997, año de su sustentación.  La obra de Londoño fue considerada en febrero de 2003, una de las mejores investigaciones documentadas por The English Historical Review[2], en materia de tema, fuentes y enfoque, sobre los procesos de sociabilidad que se desarrollaron en América Latina impulsados por aspectos religiosos  a finales del siglo XIX y comienzos del XX.  

Siguiendo el modelo temático de éste y algunos de sus trabajos, además de sus intervenciones en algunas investigaciones conjuntas, podríamos encaminar el texto de la autora bajo la línea de historia cultural; la mayoría de sus obras se interesan por exponer y analizar el desarrollo de los aspectos culturales de la sociedad (en el particular caso de la presente obra)  antioqueña.  El texto continuamente se refiere al proceso de sociabilidad, concepto cuya creación se le otorga a Maurice Agulhon, como la manera de organización social que describe un comportamiento filantrópico (generalmente de origen religioso) en los miembros de dicha asociación.

El texto pretende exponer los procesos de asociación que surgieron en Medellín entre finales del siglo XIX y principios del XX. Inicialmente, se explica a través de numerosas opiniones extranjeras, la situación social de la Medellín de este período, haciendo un pequeño análisis del desarrollo de las condiciones culturales, sociales y económicas que marcaron un punto fundamental para el estudio de estas realidades sociales. A partir de la exposición del contexto antioqueño, la autora se plantea, junto con anteriores investigaciones los motivos que trajeron ciertos cambios a Medellín. El análisis principal se basa en la descripción de las organizaciones que surgieron en el período descrito, determinando los procesos colectivos que reunieron ciertas mentes que propiciaron los elementos de cambio fundamentales, como lo son la Iglesia, englobando todas las organizaciones de culto religioso, y la educación.

La obra está dividida en dos partes fundamentales: La primera titulada La Iglesia Católica, en donde se realiza un estudio acerca de la gran injerencia que tuvo el proceso religioso y la institución eclesiástica en la Antioquia de éste período (1850-1930), exponiendo las formas de dispersión de los dogmas que se manejaban, los procesos de recepción por parte de la comunidad, y como esta, asumió de manera rápida los planteamientos que la iglesia promulgaba. Esta primera parte está dividida a su vez en 5 capítulos:

1) “Una República de curas”: Iglesia y política: La autora se fija en el período de tiempo que comprende los años 1848 a 1880, en donde el contexto colombiano en general se caracteriza por un gran conflicto entre Iglesia y Estado, sin embargo, en el particular caso de Antioquia, donde la sociedad colonial no había desarrollado una injerencia eclesiástica fuerte, en comparación con la que se había presentado en todo el territorio colombiano, los conflictos Iglesia-Estado, fueron bastante leves, inclusive existieron liberales que defendieron a la Iglesia, por razones, generalmente, de tipo familiar. Hasta en el período más radical, “Antioquia logró desarrollar lo que algunos llaman ‘República de Curas`”[3]

2) Hacia una mayor presencia de la iglesia: A partir de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se presentó una gran difusión de las asociaciones religiosas que tenían un carácter instructor en la población. Las mismas autoridades civiles desarrollaron plataformas que permitieron el crecimiento de las intervenciones eclesiásticas por medios de numerosas sociabilidades, que podríamos llamar, religiosas; la relación con la Iglesia resultada conveniente para el gobierno civil, que se benefició con el carácter pedagógico de los dogmas religiosos, que tenían la característica principal de ser acogidos de buena manera por la sociedad, insertando, de esta manera algunas iniciativas que servían a ideales privados y políticos.

3) Proliferación de asociaciones devotas: Además de los códigos civiles que surgían de la creación de instituciones estatales, existían ciertas normas de comportamiento en la sociedad antioqueña que se sostenían bajo el suelo religioso, la moral y la ética eran conceptos que provenían estrictamente de los dogmas católicos, sin necesidad del establecimiento de un documento aprobado por la autoridad civil, la Iglesia mantenía al margen del pecado los comportamientos “diferentes”. Ser un ciudadanos correspondía a cumplir los deberes impuestos por los códigos civiles, pero la salvación del alma era un poder que solo le pertenecía a la Iglesia, motivo por el cual ésta siempre representó un freno para las ideas que afectaban, de una manera u otro, los procesos que normalmente se habían desarrollado en el gobierno antioqueño, que por supuesto tenía un gran apoyo de las sociedades eclesiásticas. De esta manera, la Iglesia, que representaba el poder espiritual y la salvación del alma, era el complemento perfecto del gobierno que pretendía el control de las masas. Por esta razón la proliferación de congregaciones religiosas siempre fue apoyada por el gobierno civil.

4) La religiosidad en la vida cotidiana: Siguiendo con la idea principal del capítulo anterior, la autora se dedica en esta parte a desarrollar el imaginario religioso de la población antioqueña. La Iglesia era concebida como el medio para salvar la espiritualidad, por ende los estereotipos de hombres buenos que iban encaminados a la filantropía y al bien del prójimo, eran acogidos rápidamente. El proceso de premio-castigo era el común pensamiento de la sociedad de la época, de esta manera los dogmas resultaban, tanto para las clases bajas, como para las pudientes un alivio para su alma, ya que si se seguían los discursos que se proponía, podían salvarse (espiritualmente hablando), de esta manera se desarrolló en las esferas sociales más acomodadas, la idea de la caridad, en donde sus riquezas no solo cumplían un papel sustentador y económico, sino que, usando un pequeño porcentaje de ellas, podían alcanzar la salvación.

5) Una plétora de sociedades benéficas: Antes de la completa conformación de las reformas liberales de la década de 1930, las instituciones benéficas que se desarrollaron a partir de la mentalidad religiosa, fueron las encargadas de velar por el progreso y el desarrollo social de una comunidad más urbanizada e industrializada, a partir de la conformación de centros de enseñanza práctica, luego esta tarea fue asumida por el Estado (1930).
La segunda parte titulada La educación y la cultura como factores de cohesión, es el estudio de las sociedades de tipo académico y cultural que se desarrollaron en Antioquia en el período anteriormente descrito. Sociedades literarias, bibliotecas públicas, clubes sociales, asociaciones para el fomento de la ciencia, el saber, la formación pública y hasta el perfeccionamiento moral (en gran medida relacionado con las asociaciones religiosas), son las instituciones que tomarán protagonismo en este sección del libro; se divide en dos capítulos:

6) Desarrollos y logros de la educación: Uno de los procesos más importantes que se llevaron a cabo en el siglo XIX en Antioquia, fueron el desarrollo del pragmatismo de los centros educativos y la creación de la idea de ascenso social. Este capítulo se encarga de exponer los aspectos cambiantes en materia de educación que se produjeron en el período de tiempo prescrito, considerando por supuesto la influencia religiosa en esto nuevos proyectos sociales. Un ejemplo de estos nuevos ideales prácticos son los centros de reclusión social como los orfelinatos, hospicios y sociedades benéficas, en donde se constituyeron talleres de zapatería, sastrería, plomería y metalurgia. De esta manera de expone como, no solo se desarrollaron instituciones de aspecto profesional y tecnológico, sino que fundaciones ya antiguas se entregaron al aspecto pragmático que se venía desarrollando en la época.

7) Nuevas sociedades culturales: El desarrollo de centros de lectura, clubes sociales y asociaciones encargadas del perfeccionamiento de las normas de conducta abarcaron todo el siglo XIX. Una de las compañías que tal vez, llamaría de gran manera la atención en el libro de Patricia Londoño son las llamadas, sociedades de Temperancia que se desarrollaron, en gran medida en el siglo XX, y correspondían a un grupo de personas preocupadas por las pautas de urbanidad y comportamiento, tal fue su influencia que ‘El constitucional antioqueño’ decretaba multas y hasta trabajos forzosos a quienes no seguían las normas pertinentes de comportamiento. El total de asociaciones que tenían en común la búsqueda de la llamada “civilización” era de 455 solo en la primera mitad del siglo XIX, ya para el siglo XX el número se triplicaba.

La base bibliográfica, que es bastante amplia, corresponde en gran medida a tesis, artículos y textos sobre Antioquia y Medellín, los que no corresponde a esta temática son usados generalmente para la conceptualización de una noción, como es el caso de WILLIAMS, Raymond, Culture and Society, 1780-1950, Gran Bretaña, 1971, edición original, 1958. Usado para la delimitación del concepto de mejora y de progreso y ELIAS, Norbert. The Civilizing Process. The development of manners, Nueva York, 1978. Edición original en alemán, 1980. Definición del concepto de Civilización.
MELO, Jorge. Historia de Antioquia, Bogotá, 1988. La obra de Melo es tal vez la más utilizada en el momento de presentar todo el contexto antioqueño del siglo XIX y XX. En este sentido es la obra base del proceso de construcción histórica e la obra de Londoño. Sin embargo los siguientes textos cumplieron un papel de significativa importancia a la hora de señalar las situaciones que se presentaban en Antioquia en los siglos XIX y XX.

ARANGO, Gloria Mercedes. La mentalidad religiosa en Antioquia. Prácticas y discursos, 1828-1885, Medellín, 1993.
BOTERO, Fernando.  Industrialización en Antioquia: génesis y consolidación, 1900-1930, Medellín, 1985.
BUSHNELL, David; NEIL, Macaulay. The emergence of a Latin America in the nineteenth century. Oxford, 1988. Edición en español: El nacimiento de los países latinoamericanos, Madrid, Editorial Nerea, 1989.
En cuanto al desarrollo de la actividad eclesiástica, toda la obra de Javier Piedrahíta constituye el sustento histórico base. PIEDRAHÍTA, Javier, Pbro. Historia eclesiástica de Antioquia. Colonia e independencia, 1545-1828, Medellín, 1973.

Las fuentes primarias usadas para la composición de la obra son numerosas, en primer lugar los censos, que correspondían a la versión estadística de la historia que se iba presentando gracias a la bibliografía, acerca de las asociaciones. Las publicaciones periódicas, como el retrato por antonomasia de la época, en donde se establecían los ideales que se manejaban (o que se pretendía difundir) en el momento, los estamentos sociales que figuraban en el poder y que tenían el control de los medios de comunicación. Los archivos eclesiásticos que configuraban el análisis del proceso religioso a partir del análisis discursivo de sus magistrados. Los diarios autobiográficos como muestras del pensamiento individual y base para el análisis de la difusión de los dogmas religiosos en una mentalidad destacada como es el caso de Lucio Restrepo y sus “apreciaciones históricas sobre la última guerra en el Estado de Antioquia” (1879). Además de elementos estadísticos (usados para dar una imagen numérica de la representación que tenían las actividades prácticas en la sociedad), informes, actas y estatutos, los cuales eran la vívida imagen del pensamiento teórico que se pretendía llevar a cabo en la comunidad.

La autora define, al principio de su libro “El método elegido para explorar estos temas consiste en describir las entidades, grupos y asociaciones voluntarias –algunas más formales que otras- que surgieron durante esta época y congregaron a un creciente número de antioqueños de todas las condiciones en torno a objetos píos, filantrópicos, educativos y culturales” (p. 7) a partir de su misma definición de metodología tendría que agregar las fuentes fotográficas, las cuales describe, el algún comento, como: ‘fuertes fuentes de inspiración’ y su extensiva descripción de los procesos a partir del análisis de, más que suficientes, fuentes bibliográficas. La elaboración de conceptos partiendo de otras obras debería también ser parte de este proceso metodológico, y sin dejar atrás el trato que le suministró a las fuentes primarias, proporcionando numerosas formas de organización para facilitar su entendimiento, como los cuadros que se presentan a lo largo de toda la obra. Conceptualización de nociones, identificación de procesos; explicación de ellos a partir de los planteamientos de las obras de otros autores y su verificación de acuerdo a, lo que se supone, corresponde a la realidad en los análisis críticos que se le hacen a las fuentes primarias.

La extrema esquematización del texto, producto de ser, en principio, una tesis doctoral, hace que sea bastante fácil de comprender, sin embargo, para aquellos que no están familiarizados con el gran bagaje de conocimiento que se necesita para escribir una obra de este tipo, el libro puede resultar bastante tedioso y difícil de leer, aún así, resulta un trabajo investigativo bastante completo, cuya intención es resuelta de manera directa a lo largo de toda la obra. Es bastante útil el modo en que ubica las fuentes primarias situándolas en cuadros para su mayor comprensión; el uso de imágenes le da un carácter más atrayente y explica con mayor naturalidad el contexto y las situaciones que se exponen textualmente.

La cuestión religiosa para la autora en este texto en particular, tiene una cualidad política, el proceso eclesiástico, sus dinámicas con la población y la instrucción de sus dogmas crearon un ambiente perfecto para el desarrollo de una mentalidad productiva en toda la población, el hecho de que la salvación del alma estuviera inmersa en un discurso filantrópico y de la búsqueda del bien común, hacía que los ciudadanos actuasen de acuerdo a los preceptos que el cura, identificado plenamente con el pedagogo, establecía como espiritualmente válidos. El gobierno, en vista de estos sucesos evitó en gran medida las confrontaciones con la Iglesia, fomentando la participación en el gobierno civil de las organizaciones impulsadas por cultos religiosos, estas asociaciones crearon fundaciones de carácter práctico que poco a poco iba a desarrollar un imaginario de progreso y urbanización, cuestión de la que después, el gobierno se encargó de controlar. En este sentido el hecho religioso cumple un papel, además de político, cultural y en forma indirecta económico. 

En cuanto al contenido, el cuidado en el manejo de los conceptos, resulta bastante necesario en algunos casos, en otro su utilidad, en lo que a mí respecta, es bastante nimia, como es el caso de la definición de concepto de mejora, sin embargo, no puede darse por supuesto que todos manejen el mismo concepto de mejora, así que en este sentido, identificar la noción no está demás para alguien más.

           



[1] Información extraída del libro reseñado: LONDOÑO, Patricia. Religión, cultura y sociedad en Colombia, Medellín y Antioquia 1850-1930. Traducido por Carlos José Restrepo. Bogotá D.C.: Fondo de cultura económica, 2004. 472 p
[2] En español: Revista Histórica inglesa.
[3] Ibídem. P 61. 

Cuando la vida no es suficiente: El concepto de purgatorio y las prácticas para alcanzar el cielo en la sociedad neogranadina



Resumen



El presente artículo pretende exponer ciertas actividades sociales que se presentaron bajo la esperanza de poder alcanzar el cielo en la sociedad neogranadina, analizando algunos testamentos que establecían como primera preocupación el cumplimiento de ciertas actividades que facilitarían la entrada al cielo. Partiendo de la pregunta de que tan bien fueron acatados estos procedimientos se divide el ensayo en dos partes principales, en la primera, se establecen los fundamentos teóricos de la idea del purgatorio y el anhelo de salvación a través del análisis de determinada iconografía religiosa que se le entregaba a los neogranadinos; y en segundo lugar, el exploración de qué tan importante eran las prácticas a través de los testamentos de los difuntos, y de las prácticas que se generaban a partir de la muerte.

Palabras Clave: Muerte, Salvación, Cielo, Infierno, Purgatorio, Sociedad neogranadina, Siglo XVI y XVII


When life is not enough: Practices to reach heaven in neogranadina society

Abstract
The present article aims to expose some of the social activities that were practiced under the hope of reach heaven in neogranadina society, analyzing diverse testaments and wills that sets as first concern the fulfillment of some activities that facilitated the heaven’s entry.  Starting from explain how this process were respected, the article is divided in two main parts: in the first, we establish the theoretical ideas of the purgatory concept and the wish of salvation through the analysis of particular religious iconography that were given to the neogranadinos; and in the second part, the analysis of the importance of this practices through the wills of those already dead, and the practices that were generated with the death. 


Keywords: Death, Salvation, Heaven, Hell, Purgatory, Neogranadina Society, XVI and XVII century.



Cuando la vida no es suficiente: Prácticas para alcanzar el cielo en la sociedad neogranadina

                                                                                      Diana Carolina Rivera Güiza[1]

Introducción

A partir del Concilio de Trento que se llevó a cabo, de forma propiamente dicha, entre 1545 y 1563, se desarrollaron ciertas ideas reformadoras de todo lo que se venía presentando como los dogmas de salvación en la iglesia Católica, es aquí donde se instaura la noción de purgatorio[2], ofreciendo a los católicos más oportunidades de alcanzar el tan preciado ideal de la salvación del alma.
La idea de purgatorio no se basa como tal en las sagradas escrituras, nace de los mismos cristianos aproximadamente hacia el siglo VIII[3] y se impone como oficial con el Concilio de Trento. Jacques Le Goff analiza la actitud de los cristianos ante sus muertos, y encuentra que si éstos primeros rezan por sus difuntos, manifiestan de alguna forma, que existe una manera de redimir las culpas después de la muerte y que estas oraciones cumplen un papel redentor para quien haya muerto. En otro sentido también se manifiesta el rechazo a la opción simplista entre el cielo y el infierno. A partir de estas prácticas, se decide entonces establecer un lugar en donde las almas, no tan buenas para estar en el cielo, y no tan malas para merecer el infierno puedan tener una segunda oportunidad de alcanzar la salvación, y esta se da únicamente por las acciones de sus allegados, o los procedimientos que éste pueda llegar a hacer antes de su muerte[4].
Después de que se crearan estos nuevos preceptos religiosos, -de los cuales solo le interesa a este artículo la idea de purgatorio-, la inmediata necesidad de esparcirlos para el conocimiento de todo público resultaba clara, es entonces cuando la iconografía religiosa empieza a tomar un valor más pedagógico; es obvio que una imagen causará más impacto en el tipo de población que existía en la comunidad neogranadina del siglo XVII, donde la mayoría era aún analfabeta.
La creación de ciertas pinturas que representaban el purgatorio, el cielo y el infierno, serán las fuentes principales para establecer los modos de alcanzar la salvación según los planteamientos católicos, estos corresponden a principalmente a las formas en las que se expresaba el discurso religioso por medio de a las imágenes a la comunidad neogranadina, exponiendo el pensamiento que se quería proyectar por parte de las jerarquías católicas a través del simbolismo iconográfico.
La función de informar correspondía a este tipo de elementos pictográficos, sin embargo, más importante aún, era el tipo de recibimiento que tenían en la población de Nueva Granada. Como heredera del imperio español, la religiosidad granadina se caracterizaba por su acentuada espiritualidad y la resaltada importancia del misticismo, producto de un extremo cuidado en la educación religiosa de los individuos, fortalecido por una a catequesis bastante vigilada y un sistema de castigo severo en materia de la fe y de la consciencia[5]. Bajo la premisa de que los nuevos decretos sobre la salvación, instaurados en el Concilio de Trento fueron bien recibidos en el contexto neogranadino, se revisarán, como ya se mencionó antes la iconografía religiosa de la época para determinar el tipo de pensamientos que se querían impartir, y para exponer el imaginario colectivo que se tenía sobre la muerte se ha decidido revisar algunos de los testamentos, como documentos de suma importancia hermenéutica a la hora de establecer  los cambios y permanencias que se han presentado en la consciencia del individuo sobre su finitud.


1.      Planteamientos teóricos: El purgatorio y la idea de salvación a través de la iconografía religiosa


Tanto las ideas del cielo como el infierno pertenecen a interpretaciones de algunos pasajes bíblicos, para el cielo: “Cristo volverá sobre las nubes con gran poder y gloria” (Mateo, 13:26-27) y para el infierno: “Cristo arrojará a los condenados al fuego eterno” (Mateo, 25:31-6), sin embargo, la idea del purgatorio como tal, que persiste en el imaginario religioso neogranadino apareció, oficialmente, como una reforma a los decretos católicos que se dieron en el Concilio de Trento. Antes de su aprobación oficial, la idea de un lugar que estuviese en medio de ambas partes correspondía al miedo que incitaba la simple dualidad del destino eterno del alma. Después de esto, fueron bastantes los intentos de establecer a través de las escrituras la existencia del purgatorio, se encontraron muchos pasajes en donde las descripción obtenida podría identificarse con la del purgatorio como por ejemplo: “A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero” (Mateo 12: 32). En el sentido en que se manifiesta este fragmento bíblico, existe una especie de “mundo venidero” que puede identificarse con “otra vida” en la cual hay la posibilidad de redimir pecados, si es que los hay, cosa que puede asemejarse a la función que hasta ahora se le ha dado al purgatorio.
La iglesia no estableció un concepto uniforme sobre cómo sería el purgatorio, ni tampoco las situaciones que se vivían en él, lo que sí quedó claro es que en este lugar iban aquellas almas que por la equivalencia entre la bondad y la maldad de sus actos vivenciales no podían pasar inmediatamente al cielo o al infierno, y que para pasar al cielo necesitaban un proceso de purificación:


Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” [6] 

Además de las conceptualizaciones eclesiásticas algunos teólogos afirmaban que el tipo de errores que cometían las almas que iban al purgatorio eran:


(…) pecados veniales, o restos de pecados mortales, de los cuales se había arrepentido la persona, pero que no estaban enteramente borrados por la pertinencia. Otros planteaban que el purgatorio servía para extirpar la maldad que había viciado y pervertido a un alma durante su vida[7]


En su obra, Jacques Le Goff describe al purgatorio como “un lugar doblemente intermedio: en él no se es tan dichoso como en el Paraíso ni tan desgraciado como en el  Infierno y sólo durará hasta el Juicio Final.”[8]
Debido a que no existe una descripción oficial de lo que es el purgatorio y teniendo en cuenta que las obras de aquellos que podrían llamarse teóricos del concepto del purgatorio como Clemente de Alejandría (distingue dos categorías de castigo: una en esta vida y otra en el más allá) y Orígenes (menciona que existe un purificación del alma después de la muerte) llamados por Le Goff como los pioneros en la formación del concepto del Purgatorio[9], además de San Agustín (354-430) quien hizo una distinción entre el fuego eterno y otro que termina con el Juicio Final, dogmatizando la validez de las oraciones que se le hacían a los difuntos como fuerzas redentoras, también San Gregorio el Grande (540-604), Papa que menciona, en su obra “los diálogos”, la existencia de un fuego purgador para ciertos pecados menores y hasta el mismo Dante Alghieri quien describe vívidamente el Purgatorio como un lugar con siete niveles, en los cuales se hallaban diferentes tipos de tortura para las almas, no necesariamente relacionados con fuego, en su obra la “Divina Comedia”[10], no eran de conocimiento público se ha decidido analizar algunas de las obras de tipo religioso que se han expresado acerca de este lugar, ya que estas son el resultado de pintores y escultores que daban forma a las instrucciones de los eclesiásticos, -muchas de estas eran realizadas por encargo-, además son estos elementos artísticos los que guiaban el pensamiento de los fieles, portando entonces un mensaje conceptual de las nociones de cielo, purgatorio e infierno.
Con el fin de desarrollar una comparación entre el concepto de iconografía europeo y el que se desarrollo a partir del primero en el Reino de Nueva Granada, para establecer que tantas diferencias existían, si las había, se ha decido tomar elementos iconográficos representativos de ambos contextos.
La primera imagen a analizar es un pintura sacada del manuscrito “Les Très Riches Heures du duc de Berry” o en español “Las muy ricas horas del duque Berry”, un “libro de horas” que contiene una serie de rezos litúrgicos acompañados por vivas ilustraciones. Estos textos eran hechos para una persona o familia en particular, en este caso para el duque Jean, duque de Berry, hacia 1410 y realizado por los hermanos Limbourg[11].


Imagen No. 1: Les Très Riches Heures du duc de Berry. Representación del Purgatorio

[Citado el 15/04/2012]

La imagen se divide inmediatamente en cinco estadios, en primer lugar, la parte de arriba zona de donde descienden los ángeles: lo que se supondría es el Cielo, luego está lo que parece una montaña de rocas, seguidamente un espacio cubierto por agua; sigue la parte más llamativa, una especie de camino de almas consumidas por el fuego y por último lo que puede identificarse con un pequeño jardín de hierbas. Esta colorida obra puede relacionarse con la idea de Alghieri de los diferentes estadios del purgatorio, los cuáles también se describían como diferentes zonas compuestas por diversos elementos. En la zona de hierba no parece existir tortura física alguna, las almas allí representadas no presentan una expresión de sufrimiento marcado, en comparación con las demás, sin embargo hay ciertas criaturas que parecen merodear una de las almas, que bien podrían identificarse con demonios. Para mayor comodidad, se ha incluido un pequeño círculo sobre la zona cubierta en su mayoría por agua, este señala una figura con un elemento en la cabeza que parece ser algo propio del vestuario de un religioso de alto rango, cuestión bastante desconcertante que refuerza la idea de que cualquiera puede ir al purgatorio sino se cumplen los decretos de la ley de Dios.


Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes (…) a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más” (Lucas 12:47-48)


Lo que podría diferenciar esta pintura de representar el infierno, radica principalmente en las figuras angelicales de la parte superior, que parecen descender y tomar algunas almas en función de su rescate, y como ya se había expresado anteriormente, una vez en el purgatorio, el alma solo podía ser salvada por dos únicos medios, el primero, los sufragios y rezos de sus familiares y allegados y el segundo a través de las obras que su nivel financiero le pueda permitir para establecer en su testamento, generalmente se hacía en el momento en que la muerte se veía cercana.

En la obra del español barroco Bartolomé Esteban Murillo, “La caridad con las animas del purgatorio”, se puede observar cómo se aplica esta condición de los rezos como medida redentora de las ánimas, aunque la imagen en sí es algo diferente a una representación normal del purgatorio, pues el espacio no corresponde a un lugar fuera de la tierra, sino más bien a una especie de institución religiosa, que bien, puede ser interpretada como las oraciones de los vivos, por las dos figuras en negro (Color relacionado con el luto o duelo), ubicadas cerca de lo que puede asemejarse a un altar. La figura del ángel lleva en su mano un crucifijo en forma de colgante y un pergamino cuya función puede ser bastante ambigua.

Imagen No. 2: La caridad de las animas del purgatorio

Fuente: Sevilla, Hospital de la Caridad. Obra de Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682): 

Se puede relacionar con un documento que contiene rezos por estar al lado de un objeto de oración, o también puede ser asimilado como una lista de almas que han redimido ya sus pecados.

No se representan niños en esta imagen ni en la anterior, tal vez porque la vida de estos es tan corta que las injurias que cometen no son tan grandes como para tener que pasar por este proceso, sin embargo es una posibilidad que aún no se puede descartar.

La aceptación europea del purgatorio como un medio en donde los pecados de entorpecen la entrada del alma al cielo, se puede observar en estas dos imágenes, sin embargo a través de estas obras iconográficas, aún no queda claro si las almas que parten hacia esta zona intermedia son aquellas que ya tienen ganado el cielo y solo les falta purificarse, o que aquí es donde se realiza un proceso de selección para enviar almas al infierno o al cielo, según sea lo correcto. Von Wobeser sostiene en su libro “Vida eterna y preocupaciones terrenales”, que le purgatorio era una antesala al cielo, que las almas que allí estaban solo necesitaban purificarse, aunque esto implicase sufrir por un tiempo (pág. 99), y citando nuevamente las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica, la función del purgatorio es purificar a las almas que aún no pueden gozar de la alegría del cielo, pero este ya está asegurado (Decreto: 1030, anteriormente mencionado).

A partir de los conceptos europeos fue que se desarrolló la idea de purgatorio en la sociedad neogranadina, heredera en muchas formas, del proceso cultural español. La primera imagen en analizar es del pintor santafereño Baltasar de Vargas, quien creó este cuadro a petición de la institución “Las carmelitas descalzas”[12]

Imagen No 3: Purgatorio. Siglo XVII

Fuente: Baltasar de Vargas Figueroa. Catedral de Bogotá. Disponible en internet: http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/18521/1/16_Borja_Gomez.pdf[Citado 15/04/2012]

Esta vez la figura está dividida en dos zonas, el cielo y el purgatorio, la cabecera de la imagen está compuesta por la figura de Jesús en el centro y la virgen María al lado izquierdo, en la parte de atrás se encuentran las almas, que se suponen están en el cielo; para la parte del purgatorio se encuentran almas con expresiones suplicantes, el ángel que se encuentra entre los dos medios como conector, puede relacionarse con el arcángel Miguel, a quien se le concede un lugar especial en la entrada del cielo, ya que se creía que era el encargado de ayudar a dios en el proceso de selección de almas[13].

Imagen No 4: Purgatorio. Siglo VVII

Fuente: Creador:Anónimo, Iglesia de Sopó. Disponible en Internet: http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/18521/1/16_Borja_Gomez.pdf[Citado 16/04/2012]

La constante representación de fuego en las obras neogranadinas, manifiestan la estrecha relación que había entre el purgatorio y el infierno, en el lugar se sufría, pero este sufrimiento limpiaba el alma y le permitía acceder al cielo, la imagen de un Jesús herido en su costado, como en el momento de sus muerte, simboliza la limpieza de los pecados.

La mentalidad neogranadina representada en las obras de sus artistas, no se diferencia mucho de las acepciones europeas, sin embargo, las primeras representan más la figura de Jesús y la virgen María, elementos de gran culto en la población, mientras en la iconografía europea son los ángeles los que siempre aparecen como aquellos que sacan de sus miserias a las almas que se encuentran en el purgatorio. Representar a Jesús con sus heridas podría simbolizar los pecados que aún comete la humanidad, ya que en un principio su muerte se dio como medida redentora de todos los individuos, y que aún sus heridas sigan abiertas muestra que el cambio en la maldad de los actos ha sido muy poco. La intervención directa de Jesús y la presencia más acentuada de la virgen María en la salvación de las almas que se muestra en las pinturas religiosas neogranadinas, crea la idea de una cercanía más hacia las figuras principales de la religión católica, un vínculo más estrecho. En ninguna de las obras revisadas se vio la presencia de infantes o de figuras que representasen jerarcas católicos como el ejemplo de la imagen No 1. La representación del alma como una extensión del cuerpo físico se da en ambos contextos, y si se presta bastante atención, en las obras europeas la mayoría de las figuras espirituales posee cabello claro, mientras que en el contexto neogranadino la estructura capilar es oscura; y sin necesidad de querer llegar a una discusión metafísica sobre la cualidad del alma o de lo incorrecto que resultaría pintarla como un cuerpo con características fenotípicas y hasta objetos materiales (el caso de la figura con una especia de sobre en la cabeza [Ver figura 1]), como si estos tuviesen también una cualidad espiritual que se muestre en el purgatorio, aplicaremos a la idea de que esta forma resultaba más cómoda a la hora de representar el purgatorio.

A partir de lo planteado tenemos dos puntos importantes, primero, el purgatorio para los neogranadinos es un lugar donde se sufre para expiar algunos pecados que impiden que el alma llegue al cielo, cosa que no es muy diferente al concepto europeo, y segundo, si existe un lugar para limpiar los pecados del alma, es porque existe la creencia de una salvación a través de algún procedimiento. Siguiendo la idea europea los rezos que acompañan al muerto son actos que ayudan a disminuir la pena del purgatorio, sin embargo no son rezos comunes, son oraciones que se dan en una misa especial por la disminución de pena de un alma, cosa, que claro, cuesta dinero.

2.      Las prácticas sociales del ‘bien morir’

El deseo de todo individuo católico es que al morir, su alma llegue al cielo, para que esto se diese de la manera más fácil, se debía  practicar a lo largo de la vida las virtudes cristianas instauradas en los dogmas católicos, seguir los sacramentos (recibir la eucaristía y la extrema unción) y por supuesto, inhibirse de cometer pecados, pero además de esto, habían otras maneras de ganarse el tan apreciado cielo.
Los actos que realizaban las personas con la función de ser salvadas correspondían a sus inclinaciones personales, su carácter de renuncia y sacrificio, y a sus disposiciones financieras. Esta situación que iniciaba desde el mismo momento en que se tomaba consciencia de la finitud del cuerpo se llamaba “carrera de salvación”[14]. Para muchas personas la iniciación en la vida religiosa era el camino más seguro al cielo, había otras que vivían de manera austera y acorde a las normas del dogma cristiano, y en muchas ocasiones la virginidad resultaba un pase innegable[15] a la salvación, pero la mayoría de la población neogranadina no correspondía a ninguna de las anteriores calificaciones, para el hombre común, la salvación resultaba bastante distante, en vista de esto la Iglesia desarrolló una nueva institución que hacía más accesible esa idea de salvación: las cofradías.
Las cofradías eran establecimientos religiosos relacionados a alguna iglesia o convento, que tenían la función “de brindar existencia material y espiritual a sus miembros principalmente a la hora de su muerte”[16], cada una agrupada a diferentes grupos de individuos relacionados de alguna manera, soporte financiero, etnia y hasta oficio. La mayoría de los actos ceremoniales que se daban en estas instituciones, consistían en rezos y oraciones para ayudar a las ánimas del purgatorio, además de la realización de actividades caritativas y piadosas para obtener indulgencias. En un manual del siglo XVII titulado “El Tesoro de vivos y Limosnero del Purgatorio”, se determinan las indulgencias que se ganan por el rezo del rosario, la asistencia a la Salve que se canta después de completas en los conventos de Santo Domingo, la asistencia a la misa de la Virgen del Rosario entre otras celebraciones.[17]
Hasta ahora, los mecanismos desarrollados por la Iglesia para alcanzar la salvación comprenden a todas las esferas sociales y son asequibles a todo público, sin embargo cuando la vida no es suficiente para hacer todos los requerimientos que se necesitan para alcanzar la salvación, la única manera es dejar un documento escrito que proporcione la información suficiente sobre las prácticas que se deben llevar a cabo para disminuir las penas correspondientes en el purgatorio, ya que aquí un alma por sí sola no puede salir, y depende exclusivamente de la voluntad de sus allegados más cercanos.
Para abordar el tema de la influencia europea en la comunidad neogranadina con respecto a las prácticas para alcanzar la salvación, se ha decidido trabajar las últimas voluntades de los muertos, para establecer, qué tan importante era para el imaginario social pedir por su alma.
Los testamentos siempre han aparecido en la historia como simples medios que proporcionan información sobre el nacimiento y el fallecimiento de los individuos, sin embargo en su discurso se esconde todo un trasfondo del imaginario religioso que expone la grandísima preocupación de los neogranadinos por salvar su alma, su característica tanto jurídica como espiritual hacen del testamento un documento de gran importancia analítica.
A partir del testamento de Isabel, una india ladina, se van a desarrollar los conceptos ideados a partir de los análisis iconográficos:

“Yn dey nomyne amen. Sepan quantos esta carta de testamento vieren como yo Ysabel, yndia ladina y cristiana, natural de Tunja (...). Estando enferma del cuerpo y sana de la boluntad y en my buen seso, juycio y entendimiento natural; creyendo como firmemente creo en la Santísima Trinidad, Padre y Hijo y Espíritu Santo, tres personas e un solo dios berdadero y todo aquello que cree y tiene la Santa Madre YglesiadeRoma temyéndome de la muerte que es cosa natural, tomando como tomo por mi abogada e yntercesora a la Sacratísima Birgen María, señora madre de n[uest]ro señor Jesucristo p[ar]a que ynterceda con su prezioso hijo my se s[eño]r Jesucristo me perdone mys pecados e lleve my anyma a puerto y carrera de salvación(…)”[18]

En este fragmento de testamento se puede ver lo que se explicaba anteriormente con las pinturas neogranadinas, la cercanía ante las figura religiosas de la virgen María, tomada aquí como intermediaria entre la elección del destino eterno de las almas, que en el sentido expresado por la autora del testamento, es determinado por Jesucristo, de ahí se puede entender el interés de los pintores neogranadinos de exponer la imagen de Jesús en el centro superior del recuadro, en el centro para darle más importancia e impacto visual y en la parte superior para distinguir que se trata del cielo.
Entonces para la versión neogranadina del imaginario religioso de salvación la figura de Jesús es vista como un Juez, la de la virgen María como un intermediario ante su hijo que puede dar peso a la balanza del destino espiritual.
Escrita como está la frase “(…)creyendo como firmemente creo en la Santísima Trinidad, Padre y Hijo y Espíritu Santo, tres personas e un solo dios berdadero y todo aquello que cree y tiene la Santa Madre YglesiadeRoma (…)” el conocimiento sobre las escrituras o los dogmas plateados en el concilio de Trento es precario, por no decir nulo, y la única fuente de conocimiento parecen los decretos planteados por los religiosos locales, la mayor muestra de fe, creer lo que dice la iglesia sin preguntar.
Tal como se describe la muerte, en palabras de ella “un proceso natural”, y dada la importancia que le da a las peticiones sobre su alma, se manifiesta una idea de temor, no hacia la muerte en sí, sino hacia el destino del alma, en este sentido la muerte no es la preocupación inicial de los neogranadinos sino su alma, que según las escrituras tendrá un destino eterno, dependiendo de su comportamiento terrenal.
Cuando esta mujer menciona que “Estando enferma del cuerpo y sana de la boluntad y en my buen seso, juycio y entendimiento natural (…)”, le concede cierto grado de credulidad al testamento, pues se recomendaba testar oportunamente, cuando la persona gozara de buena salud[19] para que la muerte no sorprendiese sin la documentación de unas requerimientos necesarios para la salvación del alma del sufrimiento que significaba el purgatorio, en el caso de ella, estando aún enferma poseía la suficiente cordura para exponer sus exigencias en cuanto a su salvación:

“Primeramente mando my anyma a dios que la crió e redimyó por su preziosa sangre y el cuerpo a la tierra para do[nde] fue formado. Yten mando que si Dios nuestro s[eñ]or fu[er]e serbido de me llevar desta pr[e]s[en]te bida my cuerpo sea sepultado en el e yglesia del s[eñ]or San Francisco desta ziudad en la sepoltura que a mys albazeas les pareziere Yten mando que vengan por my cuerpo la cruz alta y cura y sacristán de la yglesia mayor desta ziudad y acompañen my cuerpo la cofradía de Santa Luzía e se le pague de mis bienes la limosna acostumbrada porque es cefrada de la dicha cofradía. Yten mando se digan otras cinco mysas rezadas en el monesterio /sic/ de Señor Santo Domingo desta ziudad a Nuestra Señora del Rosario por my anyma y se pague la limosna dellas de mis bienes. Yten mando se haga el novenario en el dicho monesterio /sic/ de S[eño]r San Francisco y se diga una misa rezada y salgan con el responso sobre mi sepoltura”[20]

Aquí se manifiesta la función de las cofradías, la mujer que en un principio dijo ser india pertenecía a una, en la cual invertía cierta cantidad de dinero y pide, que aún después de su muerte se le entregue otra pequeña cantidad de sus bienes a dicha institución. Y hay que tener en cuenta que hasta ahora no ha nombrado herederos ni los procesos que se deben seguir con sus otros bienes, queda claro que la preocupación principal recaía sobre el destino de su alma.
En la última parte del testamento, que ocupa dos párrafos pequeños, anuncia la disposición con sus bienes materiales, reforzando nuevamente la idea de que lo realmente importante correspondía al proceso que se llevaría a cabo para velar por la salvación de su alma. Encuentro razón a esta situación en la idea de que se podía establecer una relación estrecha con la política, la economía y las mismsa actividades sociales que facilitaban la vida terrenal, pero en última instancia, la salvación del alma solo se lograba a través de la religión[21].
Examinando otros testamentos, en este caso el de una clase social más alta, para abarcar el imaginario no solo de una esfera política, sino de varias se va a tratar la última voluntad de Francisca Zorrilla, sacada del artículo de Pilar Jaramillo, titulado “El rostro colonial de la muerte”:

"Item mando que mi entierro y acompañamiento sea sin vana ostentación y sólo con necesaria decencia. Con la cruz de la Iglesia Mayor y todas las cofradías, a lo menos la de Nuestra Señora del Carmen y de Nuestra Señora del Rosario, de quien también soy hermana, la de San Pedro, la de San Juan y las Animas y número moderado de clérigos y religiosos que mis albaceas por bien tengan, y de pobres que vistan”[22]

Aunque las cofradías no excluían a nadie, las ventajas de la zona social más adinerada con respecto a estas es bastante clara, la señora Francisca Zorrilla tiene como deseo que todas las cofradías, a las que pertenece sean acompañantes en su entierro, es decir, siempre y cuando se tuviese un soporte financiero bien plantado se podía pertenecer a varias cofradías, lo cual aumentaba las posibilidades de entra al cielo en un corto período de tiempo, más rezos, más caridad, más inversión por ende más redención.


Conclusión


Las manifestaciones artísticas dejan mucho que ver sobre los imaginarios sociales, en el caso europeo, la iconografía religiosa manifestaba un cierto grado de interés sobre el destino de las almas, cuando en el ensayo se decidió tomar dos obras de distintos siglos se hizo con la intención de exponer que tanto había cambiado la idea sobre la salvación en Europa. El concepto de purgatorio no cambió en lo absoluto, se le seguía representando como un lugar tenebroso donde las almas sufren, pero lo hacen en menor condición que si estuviesen en el infierno. Es importante resaltar la figura de lo que parece ser un alto jerarca de la iglesia (Imagen No.1), que manifiesta la idea de que, no solo por llevar en vista pública una vida religiosa se le concede el cielo.
En el Reino de Nueva Granada la condición de salvación era muy similar a la europea, seguir los preceptos divinos, llevar una vida austera, no cometer pecados, dedicarse a una vida religiosa o en su defecto ser caritativo y pertenecer a una cofradía. La iconografía neogranadina manifiesta un cierto hilo de fraternidad y cercanía con la virgen María en la mayoría de los recuadros granadinos aparecen estos como las figuras centrales, debajo de ellos el purgatorio identificado y representado como un lugar cubierto de fuego (explicado la purificación), y lleno de almas suplicantes. La figura de Jesucristo es vista como al de un Juez y la de la Virgen María como un intermediario entre la decisión que se tome sobre el destino del alma, razón que se ve descrita en uno de los testamentos analizados, donde antes de cualquier procedimiento político se establecen las condiciones requeridas a la hora de morir de su autora.
A lo largo del ensayo se ha mostrado el papel que ocupa la religión y el imaginario de culto a la muerte en la mentalidad neogranadina, pero este interés en el aspecto espiritual y lo místico pertenece más bien a una actitud de temor al sufrimiento eterno y no a la muerte como se podría pensar en primer lugar, pues a través del análisis del discurso se ha podido observar como esta, era tomada de una manera natural y como un proceso propio del ser humano, la preocupación real provenía del destino espiritual, por ello toda actividad social iba encaminada al recibimiento de indemnizaciones de tipo moral, y hasta el mismo carácter jurídico de testar se veía como algo de más importancia espiritual que política.
La creación de las cofradías expone una ampliación de las posibilidades sociales en materia de salvación, la intervención monetaria en la consecución del cielo crea la imagen de una Iglesia financiada por el temor individual al sufrimiento eterno.
La imposición iconográfica como medio para distribuir los decretos religiosos tuvo una gran acogida en el territorio neogranadino, el examen a través de pinturas y cuadros de lo que se entendía por purgatorio y salvación función maravillosamente, situación que se ve validada por los requerimientos testamentarios de algunos individuos del Reino de Nueva Granada.




Bibliografía

Fuentes Primarias
Nuevo Testamento: Versión internacional

Mateo 12: 32
Mateo, 13:26-27
Mateo, 25:31-6
Lucas 12:47-48

Archivo General de la Nación (AGN)
Testamento de Isabel India Ladina: AGN, Notaría 1ª, Tomo XI, folios 665r-666v. Santafé, octubre 14 de 1580.

Documentos con fuente primaria consultados en Internet

Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango (BLAA), Incunables bogotanos del siglo XVII, Vínculo No. 13, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/incu/incu6m.htm

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Fragmento del testamento Francisca Zorrilla: de JARAMILLO, Pilar, El rostro colonial de la muerte, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/noviembre2002/elrostro.htm

Fuentes Secundarias
Artículos
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MARÍN, John. La convocatoria del primer Concilio neogranadino (1868): un esfuerzo de la jerarquía católica para restablecer la disciplina eclesiástica. En: Historia Crítica, Julio-Diciembre, 2008, no. 36,.  6 pp.
SÁNCHEZ, Efraín, Ramón Torres Méndez y la pintura de tipos y costumbres, en Boletín cultural y bibliográfico, Vol. XXVIII, No 28, Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 1991, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti5/bol28/ramon.htm
Libros
LE GOFF, Jacques,  Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval, Barcelona, Ed. Gedisa, 1991,
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______________, EL nacimiento del purgatorio, Madrid, Taurus Ediciones, 1989, 447 pp.
SALISBURY, Joyce, Padres de la iglesia, vírgenes independientes, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1994, 224 pp.
VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y preocupaciones terrenales. Las capellanías de misas en la Nueva España, 1700-1821, México, Universidad Nacional de México, 1999, 287 pp.     




[1] Estudiante de pregrado de Historia, Universidad industrial de Santander
[2] VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y preocupaciones terrenales. Las capellanías de misas en la Nueva España, 1700-1821, México, Universidad Nacional de México, 1999, p. 95.     
[3] LE GOFF, Jacques,  Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval, Barcelona, Ed. Gedisa, 1991,
p. 44.
[4] LE GOFF, Jacques, EL nacimiento del purgatorio, Madrid, Taurus Ediciones, 1989, p. 147.
[5] VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y preocupaciones terrenales, p. 95.
[6] Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), 2da Sección. La profesión de la fe cristiana, Capítulo 3: Creo en el Espíritu Santo, Artículo 12: Creo en la vida eterna, Numeral III: La purificación final o purgatorio, Decreto 1030. Disponible en internet:  http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html [Citado el 15/04/2012]
[7] VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y preocupaciones terrenales, p. 96.
[8] LE GOFF, Jacques, El nacimiento del purgatorio, p. 259.
[9] Ibíd., p. 54

[10] ALAS VÁSQUEZ, Rafael, El drama del purgatorio plasmado en una pintura colonial, en Boletín Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC), No. 35, El salvador,  AFEHC, 2008, Disponible en Internet: http://www.afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1881#fn8403875164f8e1c1bd466e [Citado el 15/04/2012]


[11] Bibliothèque et Archives du Château de Chantilly, Publications récentes, Art de l'enluminure Hors Série, Disponible en internet: http://www.bibliotheque-conde.fr/ [Citado el 15/04/2012]
[12] FAJARDO, Marta, Vargas Figueroa Baltasar de, en Biografías, Biblioteca Luis Ángel Arando, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/vargbalt.htm [Citado el 15/04/2012]
[13] VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y preocupaciones terrenales, p. 98.
[14] Ibíd., p.103.
[15] SALISBURY, Joyce, Padres de la iglesia, vírgenes independientes, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1994, p.20.
[16] Ibíd.
[17] Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango (BLAA), Incunables bogotanos del siglo XVII, Vínculo No. 13, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/incu/incu6m.htm [Consultado el 17/04/2012]
[18] Archivo General de la Nación (AGN), Notaría 1ª, Tomo XI, folios 665r-666v. Santafé, octubre 14 de 1580
[19] VON WOBESER, Gisela, Vida eterna y preocupaciones terrenales, p. 101.
[20] AGN, Notaría 1ª, Tomo XI, folios 665r-666v. Santafé, octubre 14 de 1580
[21] MARÍN, John. La convocatoria del primer Concilio neogranadino (1868): un esfuerzo de la jerarquía católica para restablecer la disciplina eclesiástica. En: Historia Crítica, Julio-Diciembre, 2008, no. 36,.  P. 201-207.
[22] JARAMILLO, Pilar, El rostro colonial de la muerte, Disponible en internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/noviembre2002/elrostro.htm [Citado el 18/04/2012]